El documental de ‘Supergarcía’ y la espectacularidad de las retransmisiones en directo en la radio

El documental de ‘Supergarcía’ y la espectacularidad de las retransmisiones en directo en la radio

José María García fue un personaje imprescindible en la generación de los años ochenta. Se inventó muchas formas de hacer radio, no sólo en los comentarios o en los análisis que eran más tradicionales, era la capacidad para aprovechar la tecnología y, por ejemplo, narrar la vuelta ciclista a España, que se hacía en abril y mayo, antes del Giro de Italia, metiendo el micrófono en los coches de los directores de los equipos, en el final de la etapa o narrando desde la carrera en los boletines informativos que ¡nunca llegaban a arrancar porque la narración acaparaba todo el contenido!

Es España un país poco agradecido con sus héroes. Y José María García fue un héroe del periodismo que anteponía el derecho y la libertad de informar sobre cualquier cosa. Su compromiso con los oyentes era total y quizá, los años de Antena 3, fue donde más ilusión, donde mejor se lo pasó y donde se dieron esas circunstancias de creatividad, emoción, juventud y veteranía que cambió hasta el rumbo político de España en los años noventa. ¡Y mira que costó el cambio!

La serie se hace muy corta y hay mucho contenido que se escapa entre las ondas. El documental es impecable y hay muchos participantes en él. Me gusta que José María García conozca las opiniones de las personas que aparecen en el documental y, como si de su programa radiofónico se tratase, les contesta y les deja, casi como siempre, en ridículo total.

Por el documental aparece la polarización que ya se creó en aquellos años. Personas que estaban con José María García y personas que estaban en contra de él. Así que por el documental aparecen lametraserillos varios y otras personas que consiguieron disfrutar de su trabajo mientras cambiaban la forma de comunicar en una España que todavía se movía como el hierro y que además chirriaba.

Una foto excepcional en la que José María García luce la mirada en la que parece decirnos que sabe más que nosotros y que no nos preocupemos que nos lo va a contar lo queramos o no

La radio es la gran homenajeada en el documental aunque también lo es la prensa escrita ¡fantásticas las experiencias del Diario Pueblo! con un periodismo que fue y que se fraguaba en horas y horas de trabajo ¡con tabaco y alcohol! hasta que saltaba la noticia. Y entonces los periodistas se abalanzaban sobre ella y la retorcían hasta conseguir el reportaje adecuado. Esa escuela es la que tenía José María García y, por lo que se ve en el documental, supo trasladarla y desarrollarla hasta el infinito en la radio. Y muchos le acompañaron en ese viaje y otros todavía no son conscientes de lo que le tienen que agradecer por su trayectoria posterior.

En España ha habido escasos innovadores en los medios de comunicación. Además de Jesús Hermida, que revolucionó las mañanas de la televisión, de Fernando García Tola, que cambió la forma de hacer televisión por la noche cuando sólo había dos cadenas, de Pepe Navarro que llevó la televisión al límite del espectáculo e hizo lo que quiso con el medio. En la radio, además de Antonio Herrero y de Luis del Olmo, que se inventó aquella sección de humor fino e irónico del Debate sobre el estado de la nación, que robaba tiempo de estudio y que era adicción pura. Y por supuesto José María García que aprendió que la noticia estaba por ahí burlando a quien la quisiera encontrar y que él sabía dónde estaba, cómo domarla y cómo difundirla.

Es imposible no admirar a José María García como reportero total en la anécdota en la que traiciona a Oriana Fallaci, compañera del medio y transformadora del periodismo ¡una referencia también para Arturo Pérez-Reverte!, haciéndole fotos en el hospital con un colega mientras a él le contaba confidencias desde la cama.

Aunque la radio ha desaparecido ¡ahora todo el mundo oye podcast!, todo lo que sabía José María García que podía pasar, ha pasado. Sin embargo siempre nos quedarán las sintonías brutales que tenían los programas y que a una generación se nos ha mantenido en la cabeza como un soniquete. El programa de Supergarcía se iniciaba con Love song de Simple Minds. Era nuestro momento Casimiro: se apagaban las luces y se encendían los sueños.

Más información | imdb

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