En 1992 toda mi generación fue al cine a ver Alien 3 (el cartel parece más que es al cubo) porque había mucha expectación tras la inicial de Alien y la secuela de Aliens. La primera de Ridley Scott y la segunda de James Cameron. La tercera era de David Fincher, fue su primera película larga, y aunque su carrera de después es espectacular lo cierto es que Alien 3 no tuvo demasiada repercusión y no ha hecho ninguna sombra a las anteriores.
La película comienza bien, con Sigourney Weaver todavía con el vestuario mínimo que lucía en Alien, y por el que se hizo inmortal en el cine. Luego también se mantuvo bien arriba por ser la guardiana de la puerta mientras Bill Murray la enchufaba con los rayos aquellos. El caso es que cuando la Teniente Ripley, ¿nunca llegó a capitán?, aterriza en un planeta inhóspito y los habitantes ¡un planeta entero con unos cuantos habitantes! viven presos en una prisión de máxima seguridad ¡el lugar ideal para que entre un alien!, todo se empieza a complicar. Aún queda mucha película aunque la clave de ésta es que Sigourney Weaver se corta el pelo al cero ¡todo un desafío para una actriz con una carrera meteórica y un pelazo típico de los ochenta! y sobre todo se suicida, en un gesto de madre totalmente empoderada para destrozar al hijo que lleva en sus entrañas y que es un terrorífico Alien.
La película tiene un lenguaje de videoclip, era de donde venía David Fincher y se le nota que era capaz de crear escenas de tres o cuatro minutos, lo que dura una canción. Y además la ambientación era la adecuada para llenar las escenas y para poner a los personajes en su ambiente. La llegada final de los empleados de la corporación es un ejemplo de ello, mucho ropaje, mucho peinado, mucha arma, mucha tontería y mucha actitud socialdemócrata contra la pobre Ripley a la que nadie quiere ayudar de verdad. Sólo el personaje del doctor temerario interpretado por Charles Dance muestra un poco de empatía hacia ella.
Y luego está el Alien con la imagen icónica que forma parte de la leyenda cinematográfica del monstruo. Un ser horripilante que cuida a la madre de su descendencia con su propia vida. Escenas completamente repulsivas y que supongo que Sigourney Weaver todavía cuenta por los cientos de dólares que cobró por hacerlas.
Y es que, a ella qué le importaba tener que quedarse calva. En la ambientación en la que se desarrolla la historia lucía como la más hermosa y bella con todos los demás monstruos y andrajosos de la galaxia, y además el Alien que enseña más de la cuenta aunque hay escenas en las que parece patinar con los efectos especiales al verlos en pantalla pequeña.
La película es de acción, también de intriga, nunca sabes por dónde va a salir el Alien ¡las escenas de los bueyes son espectaculares! Es pura ciencia ficción con unos presos liderados por un pastor que parece ofrecer esperanza a los presos utilizando recursos sencillos y con una verborrea y liderazgo al que se encomiendan sin remedio.
Entre la escoria que vive presa en el espacio sin nada que hacer ¡nada de mujeres y entonces llega Ripley! los protagonistas van cayendo víctimas del Alien con una escena final llena de emociones con un buen laberinto y una buena organización de los presos para llevar a la criatura al lugar deseado. Aunque ya sabemos que es tarde y Ripley tiene que cumplir con su misión.
Entre los actores Holt McCallany que está hecho un chaval y que no creo que reconozca salvo que vea la película más despacio. La carrera de los actores es larga y éste en concreto se lo monta ahora mucho mejor. Además aparecen actores como Pete Postlethwaite, siempre estupendo, o Charles S. Dutton como el predicador que crea una atmósfera mística, una especie de abadía con desarrapados del Universo dispuestos a redimir sus pecados en una penitenciaría espacial.
Aún habría una versión adicional, con un Alien 4 dirigido por Jean-Pierre Jeunet que se hizo famoso en los noventa antes de Amelie con Delicatessen. Habrá que recuperar Alien 4, no me acuerdo de nada. De Alien 3, de 1992 ¡las olimpiadas de Barcelona! me acordaba poco y no me ha disgustado la revisión tantos años después. Sigourney Weaver hizo bien rapándose la cabeza, luego vendría también la pesada de Demi Moore. Y además suicidándose para que la inteligencia artificial, del pasado que recuperamos en el presente, la hiciera resucitar en el futuro.
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