William Zabka en ‘Cobra Kai’ sigue sienfo un personaje muy divertido y que consigue hacerla avanzar mientras se ríe de sí mismo. William Zabka interpreta a Johnny Lawrence y traslada al siglo XXI el prototipo de lo que eran los años ochenta en la adolescencia. Hay un capítulo en el que Lawrence descubre lo que ofrece la industria moderna de los unicornios. Se hace merecedor de las peores puntuaciones y sin embargo nos parece el mejor repartidor y el que mejor traslada a las personas. Entre cervezas, acelerones, frenazos y mucho rock and roll ochentero.
La serie ya lleva cinco temporadas y con la excusa del kárate y de lo que vivimos en los años ochenta con ‘Karate kid’, ofrece mucho más. Hay comedia, historias de adolescentes, competición sana y que ¡llega a ser mundial! y mucha velocidad. Los capítulos cierran las escenas a todo trapo y se puede ver una temporada rápidamente con episodios de menos de media hora.
Los momentos de William Zabka son estupendos y llenos de humor. Se ríe de su pelo rubio, de no saber acceder a Internet, es macarra, es gamberro, se sigue poniendo la cinta, quiere a su familia y en la quinta temporada el grito de quiet! (Silencio) pierde fuerza aunque aún se oye.
Los actores Ralph Macchio y William Zabka son los que representan, casi cuarenta años después, una rivalidad que viene de la adolescencia y que en la serie se aprovecha para conseguir que salten chispas en cada capítulo en el que coinciden en el plano. Aunque en la quinta el rol del auténtico villano, muy típico también de los años ochenta, es el de Terry Silver.
Y en la quinta Martin Kove, como el antipático John Kreese, se lo pasa estupendamente en la carcel y tiene una escena final muy divertida y sorprendente. Es muy audaz la facilidad con la que retuercen los guiones los autores y lo bien que nos lo hacen pasar a los espectadores.
Es una serie que se ve con ternura y cariño gracias a la fuerza y personalidad que tenían los personajes de LaRusso y Lawrence en el siglo pasado. En el siglo XXI Lawrence se va convirtiendo en algo parecido a una persona y LaRusso se da cuenta de lo difícil que es la vida y de que no se puede estar siempre rehuyendo el combate. Aunque el Sr. Miyagi se lo recomendase siempre.
Lo mejor de la serie es su duración. Está empaquetada en capítulos de treinta minutos con un arranque espectacular y un final en modo ¡quiero ver el siguiente episodio! En medio un ritmo trepidante, personajes muy bien definidos, un toque de qué paso desde los años ochenta para llegar hasta aquí, cambios de personalidad espectaculares ¡los trucos que utiliza la televisión! y el american way of life de los ochenta que sigue vivo en el siglo XXI.
Más información | imdb
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