‘Bienvenidos a Chippendales’ es una excelente lección de management ambientada en los años ochenta

Somen «Steve» Banerjee era un empresario indio que lanzó su carrera en los Estados Unidos de América con un concepto fascinante, espectáculos exclusivamente para mujeres de hombres strippers a los que llamó los Chippendales. La serie Bienvenido a Chippendales, disponible en Disney, es una recreación de aquella época que empezó en los setenta y alcanzó la fama en los ochenta, una década en la que todo era posible.

Los personajes que acompañan a Steve Banerjee son Nick De Noia, Irene y Denise. Entre los cuatro serán capaces de crear, desarrollar y expandir un concepto, el de los hombres que se desnudaban frente a mujeres, haciendo coreografías y ambientaciones con clase y estilo. Después vendrá Bradford, un personaje que complementa las ganas de vivir de Nick De Noia, y que tiene que vivir la tragedia que inicia el declive de Chippendales.

Steve Banerjee empezó como emprendedor en California construyendo un club de juegos de mesa. El emprendedor pensaba que jugar al backgammon en Los Ángeles tendría éxito entre los jóvenes y se equivocó. A partir de ese momento Steve es una esponja para aprender y mejorar un negocio e ir desarrollando el management adecuado para poner en órbita a los Chippendales.

Su forma de trabajar es puro aprendizaje y muestra las enormes carencias que tenía este empresario. Sin embargo, apoyándose en los socios adecuados, admitiendo a los que querían ayudarle y sobre todo construyendo un negocio nuevo y sin competencia, le permitió alcanzar un éxito inesperado.

Irene y Denise son personajes que se unen a Chippendales casi por casualidad. Las dos aportan algo diferencial y necesario para Steve. La gestión de la contabilidad y la ambientación y el vestuario para las coreografías.

En un negocio basado en el directo con ritmo, creatividad y tensión con el espectador, el vestuario es fundamental y Denise supo crear un producto adaptado para facilitar el desnudo masculino. Sus trajes con velcro además de sus diseños y coreografías, en colaboración con Nick de Noia, son auténticas lecciones de management para poner un negocio diferencial en órbita manteniendo su calidad.

Los últimos capítulos son muy tristes. La maquinaria de hacer dinero que había construido Steve aprovechándose del trabajo de Irene, Denise y Nick empieza a hacer agua cuando se convierte en una víctima de su tremenda ambición y grandes complejos.

La traición de Nick, aunque nunca se sabe quién traiciona a quién, es el inicio de las desavenencias, si es que alguna vez hubo colaboración, que termina con muertes, asesinatos, traiciones y mucha legislación en contra de Chippendales. Algo tiene también Steve de haber encontrado un agujero en el sistema y éso ya sabemos que los americanos tienen capacidad para cerrar rápidamente.

El merchandising es otro éxito del management de Chippendales y será también una de las causas de la ruina del negocio cuando Steve no presta la suficiente atención ni tiene a nadie a quién asignarle estas tareas rutinarias aunque de enorme impacto. La capacidad de Steve para darle lo que esperan a las mujeres es uno de sus talentos y con la colaboración de sus socios, no para de producir productos de éxito que funcionan de maravilla.

Los años ochenta son de experimentación y de creación de nuevas posibilidades antes de la llegada de Internet. En aquella época la televisión, la industria musical y la prensa ayudaron a impulsar Chippendales hasta el infinito y más allá.

Disney ofrece un producto digno y muy sencillo de digerir sin pegar ningún cabezazo. Chippendales fue una plataforma para corromper y para facilitar el desarrollo de vicios en los que Steve no creo que quisiera pasar desapercibido y también querría su participación. Así llegó un final dramático y triste aunque consiguieron tocar el cielo con su creación exclusiva para mujeres.

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