La CIA realiza trabajos muy sofisticados, complicados y brutales. Se puede decir que desde su creación no para de hacer cosas para estabilizar o desestabilizar, eso nunca se sabrá. En este nuevo episodio de la CIA, escrito por Taylor Sheridan, que ya nos enseñó cómo se gestionaban los cárteles en Méjico en Sicario, se trata de operaciones con un marine ¡uno sólo! que se infiltra en el enemigo hasta conseguir destruir el objetivo.
La CIA recluta a una joven marine para el grupo Lioness, liderado por Joe, una Zoe Saldaña implacable que sabe llevar al límite a su activo. El reto es que consiga hacerse amiga de la hija de un importante hombre de negocios que es extractor, productor y exportador de petróleo y, y aquí está lo que es capaz de hacer la CIA, porque utiliza su importante capacidad para generar ingresos para convertirse en un banco que financia terroristas en el medio oriente. Y los Lioness son brutales y decisivos en su misión.
Hay, al menos, cuatro tramas en los Lioness y no todas son igual de emocionantes o interesantes. La de la soldado marine que se acerca a la hija del petrolero es la más intensa y emocionante. Parece mentira que la marine tenga tantas tablas, aguante y capacidad para irse integrando en las rutinas de la niña rica condenada al matrimonio por interés. También la de la historia de amor que se desarrolla entre las dos mujeres, la marine y la hija de su padre, y que parece muy intensa y real.
Además están los enfrentamientos entre los líderes de la CIA y los líderes políticos. Aquí aparece Morgan Freeman interpretando a un Secretario de estado que no parece estar muy de acuerdo con las operaciones de la CIA. Y es que, y ésto es una subtrama, todos aquellos que conocen la operación ¡y son unos cuantos! se pueden forrar apostando a que el petróleo subirá, que lo hará, cuando el financiador del terrorismo sea eliminado. Y lo será y entonces los políticos tendrán otros problemas. Y la CIA se irá a enredar a otros lugares del mundo.
Y luego está la trama familiar de la pareja interpretada por Zoe Saldaña y Dave Annable. Ella tiene una dedicación total a su profesión y la familia le preocupa poco. Nunca llega a tiempo, tiene conflictos con las hijas y aunque se mete los pies en la piscina con su marido no le responde con ningún cariño a sus atenciones y áspera y ruda con él. Es la trama menos interesante porque se intuye que estas personas, que viajan por todo el mundo, que viven colgados a un teléfono, que interpretan el satélite y que mandan sobre auténticos vaqueros, lo que menos les preocupa es la vida familiar.
La serie va de menos a más y el final en la Fortaleza de la isla española de Palma de Mallorca incluye algunos planos preciosos con la luz del atardecer iluminando a las dos actrices, Laysla De Oliveira y Stephanie Nur, que tienen una intensa pasión amorosa aunque con la marine dispuesta a salvar la vida y a no sacrificar la misión. No hay cabezazo posible y toda la serie se puede ver casi, casi del tirón.
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