Pata Negra y el Blues de la frontera, cuando el flamenco encontró el blues

Pata Negra y el Blues de la frontera, cuando el flamenco encontró el blues

En la televisión espantosa que pagamos todos y todas todavía se pueden encontrar buenos programas en los que prima la libertad y la opinión abierta. El otro día estuve viendo Caminos del flamenco y en concreto el que se daba una vuelta por Triana en Sevilla. En él aparecía Kiko Veneno que ante la pregunta de Miguel Poveda: ‘¿Tú crees que el Flamenco está reconocido en España?’ respondió: ‘ni el flamenco, ni ninguna música, ni la cultura. También explicó cómo se trajo discos de blues de Estados Unidos y que cuando los compartió con los hermanos Amador se volvieron locos y ávidos de construir nuevas cosas desde las 3.000 viviendas en las que residían.

También aparecía Raimundo Amador que contó algunas aventuras de los años ochenta y de su contacto con Camarón de la Isla en La leyenda del tiempo. Raimundo explicaba que en aquella época era hippy y que cambiaba maquetas de las grabaciones por sustancias que le apetecía consumir. También contaba que aquello enfadaba mucho a Camarón. Un hombre libre Raimundo Amador que junto a su hermano, Rafael Amador, hicieron en los años ochenta un disco especial llamado Pata Negra con el subtítulo de Blues de la frontera.

Imágenes anárquicas e indescifrables en un disco extraordinario. El vestuario, la mirada, la postura. Todo personalidad y buenas sensaciones en Pata Negra

En 1988 se publicó el disco ‘Blues de la frontera’ de Pata Negra y me lo compré en una edición de elepé que suena estupendamente tantos años después. Sí es cierto que el disco tiene un sonido metálico, como si estuviese poco afinado o realizado con una mezcla rápida y, escuchando a Kiko Veneno, seguramente con escasos recursos. Sin embargo el disco representa la anarquía, la libertad y la naturalidad en la creación y en la interpretación y el paso del tiempo le sienta estupendamente.

Me imagino, cuando no sepas lo que pasó imprime la leyenda, que en aquel estudio de grabación había toneladas de creatividad y de mezclas ¡qué bien nos hubiera venido un Peter Jackson! que se desarrollaban, se paraban, se retorcían y se convertían en otra cosa. Y al día siguiente otra aventura. Rafael Amador ofrece frescura y el talento puro lo empuja Raimundo Amador y entre los dos la capacidad para hacer canciones inmortales. Me los imagino diciendo, ésta sin letra, ésta con letra, a ésta le falta algo, pues ya mañana, y cosas así. En el enlace final de Más información se incluye el acceso a un libro que cuenta el proceso creativo y que tendré que leer algún día.

Los Amador incluyeron en el disco el sonido de la calle, de la improvisación y la enorme capacidad de mezclar sonidos de todos los géneros: swingrockbluesjazzreggae y de reproducirlos todos en un flamenco con características únicas.

Rafael y Raimundo Amador con miradas cómplices en la contraportada. Una imagen, probablemente, del estudio de grabación en la que se reirían de lo que estaban haciendo ajenos al excelente trabajo que estaban realizando

La producción artística era de Ricardo Pachón que me imagino que tuvo que lidiar con el talento desbordante de los hermanos Amador y con su pasión extrema por la distracción permanente, por la curiosidad inmediata y por la necesidad de contar todo lo que pudieran en sus canciones.

La adolescencia de estos jóvenes hermanos debió ser acelerada, algo parecido a lo que se veía en el cine de Eloy de la Iglesia, ¡el ladrillo en el pedal del acelerador del 124! En una España que cambiaba a toda velocidad estos hermanos no paraban de empaparse de sonidos y sobre todo de procesarlos y devolverlos con una gracia y un estilo por los que no pasa el tiempo y que se siguen disfrutando. Lamentablemente, como en las películas de Eloy de la Iglesia, el desenlace no fue especialmente brillante y las drogas se impusieron sobre las voluntades de los artistas.

Del flamenco me fascina que haya tantos estilos y de mi capacidad musical que sea incapaz de identificar una soleá, un tango, una bulería o un fandango. Sin embargo en letras, en calidad y en profundidad, estos versos de Calle Betis son poesía que muestra las idas y venidas del río, del mar y del amor:

Y el río le dice a sevilla
Y el río le dice a sevilla:
Y ay, si te cojo en sanlúcar
Borracha de manzanilla
Borracha de manzanilla
Borracha de manzanilla
Y en sanlúcar no puedo
Pero en triana
Me emborracho contigo
Toa la mañana
Toa la mañana
Toa la mañana
Adiós mi río
Adiós mi río
Vete a sanlúcar y vuelve
Cariño mío
Adiós mi río
Adiós mi río
Vete a sanlúcar y vuelve
Cariño mío
Sevilla le dice al río:
Tráeme del mar una ola
Pa volantes del vestío
Pa volantes del vestío
Pa volantes del vestío
Si tú quieres una ola
Yo te la traigo
Pero si tú me prometes
Estarme esperando
Estarme esperando
Estarme esperando
Adiós mi río
Adiós mi río
Vete a sanlúcar y vuelve
Cariño mío…

Más información | Blues de la frontera. Anarquía y libertad de los Amador en Amazon

Imágenes | Marcos López

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