En el año 1992 Kiko Veneno destapó el tarro de las esencias y publicó un disco que muchos años después sigue sonando vivo, alegre, auténtico y con mucho arte. El disco se llamaba Échate un cantecito y en Elepes y pelis tenemos que hacer el esfuerzo de buscarlo en formato vinilo. Por casa lo tenemos en formato digital y ya sabemos que no nos gusta lo digital.
El documental Un día Lobo López se puede encontrar en la plataforma de Movistar y cuenta cómo entre Sevilla y Londres durante el año 1992, con la Expo de Sevilla y las olimpiadas de Barcelona poniendo a España en el mapa mundial, Kiko Veneno y sus amigos, nacionales e internacionales, construyeron Échate un cantecito. Todas las personas que intervinieron en la construcción del disco aparecen aunque la trayectoria de Kiko Veneno ya era larga, como sabemos por su colaboración con Pata Negra o con Santiago Auserón.
Kiko Veneno es un amante de la música. He leído declaraciones suyas en las que explica que cuando era joven y se enganchaba a un grupo de música tardaba en conseguir el disco y que cuando lo tenía lo escuchaba mil veces. Además explica que lo disfrutaba mucho porque le había costado mucho trabajo encontrarlo. Es muy trabajador y se buscaba artefactos para poder grabar piezas en casa de su arte con total devoción.
Sin embargo no conseguía romper el mercado y hacerse un hueco para vivir de la música. En televisión le habíamos visto vestido de Frankenstein en el programa de La bola de cristal. También con Pata Negra bajo la influencia del rock and roll y del blues tamizado por el arte de los hermanos Amador, además dando el cante por Sevilla con letras y actuaciones plenas de pasión por la música. Y no alcanzaba el éxito.
Así que una de sus mejores ideas fue pedir ayuda y colaboraciones y es lo que aparece en el disco, qué personas participaron en la creación de Échate un cantecito y cómo con mucho trabajo, apoyo, escucha y pasión se alcanza el éxito.
Los protagonistas cuentan y recuerdan las experiencias. Santiago Auserón parece que le dio la mano y le fue llevando por terrenos más sencillos y sin tanta necesidad de contar muchas cosas. Quedarse en lo básico es muy importante y eliminar la espuma y lo superfluo que no es más que ruido y aleja a los oyentes que queremos productos sencillos y entendibles.
También aparece Joe Dworniak el productor que en Londres fue gestionando, como si fuera un puzzle sonoro, la construcción de Échate un cantecito. Aparece junto al ingeniero, Matt Kemp, con el que hicieron el disco y es alucinante descubrir los sonidos grabados tantos años después. Muy inteligente en el trabajo Joe Dworniak que estuvo recomendado por Santiago Auserón. En el documental se puede ver cómo Kiko Veneno era consciente de que se estaba haciendo un disco estupendo que, gracias a tanto trabajo, al final fue un éxito y que ya le permitió abandonar su puesto en la Administración pública.
Además aparecen algunos de los músicos que participaron en la grabación del disco. Joe Dworniak tocó también el bajo además de producir aunque aparece el bajista que acompañó a Kiko Veneno en la gira mundial que hacía con los hermanos Auserón dando todos el cante, ¡y qué cante más bueno!
El batería Frank Tontoh, un prodigio del ritmo que aplicaba sus estilos y experiencias y sobre el que se construía luego la canción. También grabaron, y creo que no aparecen en el documental, Karl Vanden Bosch en la percusión, Nigel Roberts en los teclados, Phil Smith en el saxo, Hohn Thirkell en la trompeta y Pete Thoms en el trombón. El disco se grabó y mezcló en Moody Studios del 18 de mayo al 29 de junio de 1992.
Los guitarristas españoles que estuvieron grabando y también girando con la banda, son Andrés ‘El Pájaro’ Herrera y Lolo Ortega. Los dos aparecen muy divertidos en el vídeo y contando muchas anécdotas. Buenos músicos y muy experimentados en el ambiente sevillano de la época además de agradecidos con Kiko Veneno por el trabajo y las experiencias aprendidas.
El documental está dirigido por Alejandro González Salgado al que se le nota el amor por el arte y el trabajo de Kiko Veneno. Y siempre hay que recordar que el disco Échate un cantecito está dedicado a Santiago Auserón, el hombre en la sombra. Y en el documental se entiende el por qué.
Más información | imdb
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