En el año 1986 El último de la fila publicó Enemigos de lo ajeno. Se trata de un álbum con una portada horrible y una contraportada más indescifrable todavía. Los jóvenes artistas intentan ofrecerse demasiado y al final el mensaje que quieren transmitir es difícil de entender.
Sin embargo cuando pones el disco en el plato, y este disco ya tiene más de 35 años, la música fluye de forma natural y los sonidos te envuelven. Cuando Manolo García se lanza a cantar te identificas con sus letras, al menos en la adolescencia de los años ochenta, y si Quimi Portet ejecuta sonidos con su guitarra, el resultado es uno de los mejores discos publicados por artistas españoles. El elepé tiene entre sus canciones Insurrección, una obra maestra de sonido, letra y duración, ofrece en menos de tres minutos un himno para varias generaciones en España. Es un éxito Enemigos de los ajeno y un punto de inflexión de la banda.
Enemigos de lo Ajeno está grabado en la compañía PDI. Tiene un sonido muy mejorable aunque se notan las ganas del grupo por contar sus historias, hacer sus melodías y, afortunadamente Quimi Portet construye sonidos que enriquecen mucho la canción. Junto con Manolo García construyeron un montón de canciones que se han quedado con nosotros para siempre.
Hay muchas historias de amor y desamor, de soledades, de preocupaciones y de expectativas ante la vida. Todo eso hizo que El último de la fila entrase rápido por la puerta y no saliera por las ventanas. Se quedó con nuestra generación y escuchar el disco tantos años después, tengo la carpeta erosionada de tanto trajín, demuestra que el trabajo bien hecho perdura en el tiempo.
Las canciones son de pop aunque incluyen la rebeldía del rock and roll. Además se pueden oír elementos electrónicos, a Manolo García tocando percusión por donde pasa y construyendo ambientes que recrean el ambiente flamenco o el árabe, y la guitarra de Quimi Portet permite meter sonido entre las grietas de las canciones con brillantez.
Las letras de las canciones son el reflejo de una generación que se enfrentaba a muchos retos y no sabía muy bien como hacerlo. Hay canciones como Mi patria en mis zapatos que suena todavía muy actual, también Los ángeles no tienen hélices o Aviones plateados. En la primera se puede escuchar:
Como garfios de plata se clavan tus dedos en mi cuerpo
y tu risa se gasta entre mis besos encendidos
olor de algo que no existe
de amor, que tal vez no existió jamás
El último de la fila robaba la atención con facilidad. Si salía por la televisión, entonces no había Internet ni redes sociales, querías ver qué hacía Manolo García y cómo se metía a la audiencia en el bolsillo. Un grupo muy fuerte y comprometido en directo con muchas canciones para cantar en grupo. Lo que se hacía en los ochenta, y que, además, nos las sabíamos todas.
En Enemigos de lo ajeno ya pasaba lo que después se decía de El último de la fila, que todas las canciones tenían la misma música. Algo de éso hay porque de las melodías no me acuerdo aunque sí puedo recuperar las letras en la memoria. Para finalizar una canción, Aviones plateados, en la que hay versos del amor que nos aplican a todos y para siempre:
Siempre suelo querer lo que no tengo
Y ahora que ya no estas aquí
Me voy consumiendo
Imágenes | Marcos López
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