‘Portero de noche’ es una atrevida visión de Liliana Cavani de lo que pasa después de la guerra

‘Portero de noche’ es una atrevida visión de Liliana Cavani de lo que pasa después de la guerra

Fue La caída de los dioses una inspiración para Cabaret de Bob Fosse que la rodó en 1972 y para Portero de noche de Liliana Cavani que la rodó en 1973, con Dirk Bogarde y Charlotte Rampling. Estos dos actores ya aparecían en La caída de los dioses con unos roles muy diferentes a los que aparecen en esta película. Y es que en Portero de noche representan, él, a un alto dirigente del ejército nazi que fue, en un campo de concentración, y ella, a una reclusa que sufre un síndrome de Estocolmo, o algo peor que no soy capaz de identificar, y que se prolonga más allá de la guerra.

Y sin embargo él, el antiguo todopoderoso nazi, parece querer vivir una vida normal como portero de noche olvidando todo lo que fue y regentando un hotel en el que no suceden cosas normales. Hay una habitante que solicita servicios adicionales a los camareros y sobre todo hay otro dirigente nazi, que fue y que no renuncia a bailar como hacía en el campo de concentración aunque ahora interpreta para el portero de noche y entonces lo hacía delante de la escuadrilla haciendo gala de su poder y de su ferocidad.

Charlotte Rampling llegando al hotel con su síndrome de Estocolmo latente

En la película se muestra el campo de concentración como el lugar elegido por los nazis para satisfacer sus ansias de poder y de dominación. El nazi interpretado por Dirk Bogarde tiene subyugada a la joven interpretada por Charlotte Rampling que sucumbe a la presión probablemente por salvar su vida o vete a saber.

Dirk Bogarde como el portero de noche

Es Liliana Cavani una directora muy atrevida y valiente con esta película que cuenta lo que hay después de la guerra y sobre todo la marca que deja, para toda su vida, a los que sobrevivieron.

El impacto que tuvo esta película en la década de los años setenta ¡Perpiñán! probablemente está superado, o no. Y es que la escena del campo de concentración con Charlotte Rampling actuando como maestra de ceremonias ¡el cartel mítico de la película! de una orgía de depravación que va más allá del contenido sexual y que tiene que ver con la supervivencia humana y el poder absoluto que ejerce el dueño de las armas.

Y ahí está la historia porque el personaje de Charlotte Rampling no puede desengancharse de aquella depravación y quiere más. Su vida, con un director de orquesta que viaja por el mundo, es claramente un aburrimiento frente a una vida junto a un poder total que le daba cobijo y protección con intercambio sexual adicional.

Charlotte Rampling con el síndrome de Estocolmo en todo su esplendor. Magnífica mirada, horrible peluca

Y por eso la Lucía de Charlotte Rampling se lanza sin freno a por el Max de Dirk Bogarde aunque a él ya no le queda el poder, sólo el que ejerce con gran violencia sobre ella, sino un amor que aparentemente creció en él y que ahora, como le confiesa a la habitante del hotel, puede desarrollar hasta el final.

Y vaya final porque los nazis no olvidan ni perdonan y los dejan, en el apartamento, sin ninguna comodidad para sobrevivir ¡el campo de concentración total! y tienen que huir. Y en la calle son pasto fácil de las armas, de la venganza y entienden cómo se paga a los traidores. Una historia de violencia y represión que fue y se permitió y una historia de amor que se termina y que se extingue también con violencia.

Los carteles de la época para Portero de noche

Es un denso ejercicio el que presenta Liliana Cavani con muchas reflexiones como las heridas para después de una guerra, el amor en medio de la violencia, el deseo de protección y el pago a cualquier precio o la necesidad de ser una persona inexistente y sin acceso a una vida normal.

Aunque el ritmo de la película no tiene nada que ver con lo que se hace actualmente Portero de noche aguanta bien el paso del tiempo. Quizá sea una película de sólo hace falta verla una vez, por el exceso del contenido y por los horribles hechos que recrea, aunque no se da ningún cabezazo. Por la peluca de la joven Lucía en el campo de concentración sí ha pasado el tiempo y desentona en el ambiente de cabaret excesivo que se recrea.

Más información | imdb

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