‘La caída de los dioses’ y cómo Visconti presentó la depravación humana con un Helmut Berger espectacular

‘La caída de los dioses’ y cómo Visconti presentó la depravación humana con un Helmut Berger espectacular

Helmut Berger lleva toda la película de La caída de los dioses (The damned) sobre sus espaldas. Su personaje es capaz de cualquier tipo de depravación y, al final, decide ser un nazi más. Y antes la película empieza con la cena familiar de los Von Essenbeck, dueños de una empresa de acero, que en 1933 celebran el cumpleaños del patriarca familiar. A partir de ahí todo irá cuesta abajo porque los ricos y poderosos tendrán que ceder el espacio y el poder a los nazis que poco a poco se van haciendo con el control político y militar y también con el económico. Y de éso va La caída de los dioses, de cómo el poder totalitario arrasa con todo lo que hay alrededor y no hay nadie que se libre.

Y aquí aparece la figura, tremenda, del Martin, interpretado con brillantez por Helmut Berger, que empieza la película actuando como si fuera Marlene Dietrich, que continúa con pederastia, que sigue con abusos a la madre, que disfruta de orgías y que termina con asesinato de la madre y de su amante. Así que, al final, termina con el ingreso, de pleno derecho, en el nazismo.

En la familia Von Essenbeck los acontecimientos se precipitan y el enfrentamiento en la familia está servido. El patriarca es asesinado y el reparto del botín se tiene que producir. El hijo díscolo que no quiere plegarse al nazismo tiene que ceder el poder, a su familia, una Charlotte Rampling que cae del lujo a la desesperación, y hasta su vida para la causa nazi.

Luchino Visconti analiza la miseria del ser humano mostrándonos cómo puede sucumbir ante el poder que, además es el totalitarismo nazi. Y el retrato es perfecto. El personaje de Dirk Bogarde es profundamente asqueroso como un aspirante a la dirección de la empresa cediendo a la presión de los dirigentes políticos que ven en la empresa del acero un recurso fundamental para producir en serie todo tipo de artefactos de guerra. Así que Friedrich Bruckmann, interpretado por Dirk Bogarde, tiene que casarse con la viuda y heredera Von Essenbeck interpretada por Ingrid Thulin.

El personaje de Ingrid Thulin es ambicioso y no duda en traicionar a la familia con tal de que su marido sea el jefe de la empresa. Sin embargo su hijo, el Martin de Helmut Berger, la humillará y la dejará con ese aspecto de trastornada con la cara blanca que es capaz de producir las peores pesadillas entre los espectadores. Y es que tiene muchas escenas La caída de los dioses que son propias de película de terror, y ésta, la boda entre los asistentes a la orgía y el sacrificio posterior, es una de ellas.

Aunque hay muchas más, la aniquilación de la policía a manos de los agentes de las SS es terrorífica y brutal. También las escenas de Helmut Berger, cualquiera de ellas, o la angustia de la búsqueda del marido huído que realiza el personaje interpretado por Charlotte Rampling.

He leído que la película, presentada en 1969, inspiró Cabaret, de Bob Fosse y con Liza Minnelli en 1972, o Portero de noche de Liliana Cavani de 1973, con Dirk Bogarde y Charlotte Rampling.

El guion de la película es de Luchino Visconti junto a Nicola Badalucco y Enrico Medioli. El mensaje que se transmite es mostrar más cómo impactaba el nazismo en la sociedad que los resultados que producía en forma de guerras, exterminios, campos de concentración y demás atrocidades que muchas películas nos han presentado a lo largo de la historia.

Así que los Von Essenbeck son una familia con aspiraciones nacionalsocialistas que quieren mantener el poder y la producción. Además aparecen perfilados más personajes: el empresario que no quiere plegarse al poder, el buen empleado capaz de obedecer las órdenes y de reconocer la autoridad, la mujer sin escrúpulos que en su viudedad olvidó su obligación de madre, el hijo con nobles aspiraciones que adora al tío renegado y que no quiere ser como la familia y luego está Helmut Berger como el joven inadaptado, que no entiende nada de la empresa, que es pedófilo e incestuoso y que descubre en el nazismo el espacio para ser corrupto, asesino y violador.

No hay opción al cabezazo en La caída de los dioses aunque el ritmo de la película y los planos no tienen nada que ver con el cine actual. La película se contempla con fascinación tantos años después y permite entender cómo la defensa de la democracia es una tarea titánica y diaria porque como haya cesión al totalitarismo la miseria humana lo dejará avanzar sin freno.

Más información | imdb

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