Netflix ya ha estrenado Un hombre de acción, una película que presenta escenas e imágenes de Lucio Urtubia, el cirbonero falsificador que estaba dotado de enorme facilidad para generar situaciones límite a los amigos del capitalismo. Desde su visión del anarquismo, algo para lo que los jóvenes actuales no parecen dotados, aprendió a falsificar desde una imprenta todo tipo de documentos, incluyendo pasaportes, dólares y sobre todo cheques de viaje. Con estos últimos, y gracias a su audacia y destreza, llegó a generar enormes pérdidas al First National City Bank.
La película está dirigida con soltura y con ritmo por Javier Ruiz Caldera. La protagoniza Juan José Ballesta que es Lucio Urtubia siempre con su boina y con su facilidad para salirse de cualquier situación límite con audacia y determinación. También estuvo en la cárcel aunque en la película parece que se busca más primar las características del personaje como anarquista espabilado que aprendió a repartir el botín entre los anarquistas del mundo, los presos y sus familiares y los que cometían el delito. Un aprendizaje que le enseñó otro ladrón español y con el que, según se cuenta en la película, generó lazos de amistad.
Juan José Ballesta está muy bien interpretando al anarquista y en las escenas aparece o teniendo brillantes ideas o destacando como un cabezota que, sin embargo, era capaz de seducir y de provocar el cambio en su entorno.
La policía francesa está muy bien retratada con el comisario que le busca y le vigila y sobre todo con la larga pléyade de traidores y envidiosos que se la tienen jurada a Lucio.
En la banda de Lucio Urtubia todos están muy eficientes aunque la película se limita a presentar situaciones y soluciones efectistas que permiten avanzar en las escenas aunque no muestran a los personajes. Se intuye que la trabajadora de la imprenta sabe hacer algo más que limpiar las oficinas, no se muestran detalles de cómo se pueden imprimir miles de falsificaciones con una imprenta y unos recursos tan especializados sin tener vigilancia y el asturiano deambula por la película con fe ciega hacia Lucio sin profundizar en la relación personal ni política. Por no hablar de a qué terroristas del mundo financiaban con el dinero robado en los bancos.
La mujer de Lucio Urtubia parece que se cansó del anarquismo y volvió a ser la burguesa, aunque en Bolivia, que siempre fue. Las escenas de la Universidad tienen fuerza aunque son muy anteriores, parece, a la revolución de mayo del 68 de la que todavía no nos hemos repuesto.
El drama inspirado en la vida de Lucio Urtubia está muy entretenido, el anarquista cumple como hombre de acción decidido y combativo hasta el final. No se dan cabezazos aunque el producto es de consumo fácil y no demanda ni pensar, ni analizar lo que se está viendo.
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