En la película Frágil Juanma Bajo Ulloa nos contaba un cuento de hadas con una perspectiva diferente. En La Madre Muerta, del año 1993, el director nos habla de que el pasado siempre nos persigue aunque en esta película, además vuelve con un mensaje de arrobo.
El inicio de la película es muy prometedor, una aparente restauradora de imaginería es asesinada brutalmente por un ladrón de poca monta. El siguiente plano es un duelo desigual entre el asesino armado y una joven niña recién huérfana. No se ve qué sucede aunque el siguiente plano muestra una institución con pacientes discapacitados entre los que está una joven adolescente con una herida en la cabeza.

A partir de ahí el personaje que interpreta Karra Elejalde, ¡qué bien se lo pasaba rodando!, siente un arrobo y no puede separarse de la niña. Su novia siente algo similar y aunque la maltratan, la escena de la cadena en el cuello es terrorífica, sin embargo no pueden deshacerse de ella.
Mientras tanto ocupan casas, los novios discuten con violencia y viven con la niña después de un secuestro con una escena sorprendente. Aquí se nota el talento de Juanma Bajo Ulloa y la narración es perfecta: Karra Elejalde entra con cloroformo para dormir a la señora mayor, y sorda, con la que vive la niña, cuando la tiene a tiro de gasa empapada una persiana abierta muestra a una vecina por el patio interior. Ante la necesidad de esconderse tropieza y deja caer un bote de potenciador de sabor, grasa, que se desparrama por la cocina. Además él cae al suelo con el efecto del cloroformo y cuando la señora va con sus verduras en la olla resbala y cae muerta junto al dormido Karra. Al despertar la escena es tal como se ve en la siguiente imagen.

Hay un plano en la película que también me resultó increíble y que tuve la suerte de ver y disfrutar. Karra Elejalde quiere hacer reír a la niña y la acompaña en la habitación donde está encadenada. En la habitación hay un armario gigantesco con espejos. El plano secuencia cuenta la historia de cómo se acerca a la cama donde está la niña e incluye el movimiento de Karra, el reflejo en el espejo y la inclusión en el plano de la niña interpretada por Ana Fernández. Me pareció algo parecido a una viñeta encadenada de cómic y en la película queda muy bien.
Y luego están los apartados de fotografía y de música. Me gustan aunque no siento que sean un factor diferencial. Cuando en una película se habla sólo de la fotografía y de la música es que es mala. En este caso no distrae y no supera lo que estás viendo, una historia de un pasado que vuelve a verte con novedades importantes. La música es de Bingen Mendizábal y la fotografía de Javier Aguirresarrobe.

Es un director valiente y desafiante Juanma Bajo Ulloa. No creo que esté acertado en cómo diagnostica el sistema y probablemente éso nos ha hecho perder la oportunidad de verle rodar contenido propio o de encargo, donde sería también genial. No perdamos la esperanza y sigamos atentos los pasos a Juanma Bajo Ulloa.
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