Oscar Ladoire, Antonio Resines, Fernando Trueba, Fernando Colomo y Carlos Boyero eran los del Yucatán. No les gustaba el Café Comercial y se iban a uno de la plaza de Bilbao que se llamaba Yucatán. Puede ser verdad o no, aunque como se ha hecho leyenda, ellos serán siempre los del Yucatán. Carlos Boyero se hizo crítico de cine aunque interpreta alguna película de este grupo en los años ochenta. Óscar Ladoire era el mayor genio de todos, su película ‘A contratiempo’ es una obra maestra que aguanta muy bien el paso del tiempo y que presenta a una adolescente en busca de su lugar en el mundo.
El más listo de todos o el que más visión tuvo fue Fernando Trueba. El que más se ha consolidado es Antonio Resines que ha trascendido generaciones. Aunque a mí me gustan mucho las películas de Fernando Colomo y La línea del cielo, que recuperé en Filmin y que recordaba haberla visto hace muchos años cuando sólo había dos canales en España y no era televisión espantosa ni mucho menos.
Fernando Colomo siempre está dispuesto a reírse de si mismo y ofrece comedia loca sin complejos. Unos años después de La línea del cielo hizo La vida alegre que se mantiene fresca como en el año 1987 cuando se estrenó. La frase ‘quién no contribuye no puede exigir’ sigue siendo válida en la política socialdemócrata española.
‘La línea del cielo’ es la historia de lo que le podría pasar a un millennial actual si tuviera que aterrizar en la actual Nueva York para buscarse la vida. En 1984 lo último que quería un español es que alguien le controlase así que su objetivo era crecer y desarrollarse de forma autónoma hasta donde pudiese. El idioma es un obstáculo y aunque al Gustavo interpretado por Antonio Resines la profesora de inglés le dice perfecto, hasta que él descubre que Perfecto es el nombre del gallego que tiene a su lado, sus ganas de mejorar decrecen a la misma velocidad que crece su incapacidad para entender lo que dicen a su alrededor.
Las escenas de Antonio Resines preguntado ‘what?’ o hablando en el lenguaje de Tarzán: sujeto, verbo, predicado, son dramáticas y cómicas.
Un millennial no sería tan valiente como fue Fernando Colomo en la búsqueda del mercado americano y desde luego deja claro que triunfar en Estados Unidos es un reto al alcance de unos pocos que tienen que pelear y trabajar muy duro con una competencia mundial.
La película se rodó integramente en la ciudad de Nueva York aunque no se reconocen escenarios típicos. Sí se ven las Torres Gemelas que, como Robert Zemeckis, supongo que Fernando Colomo también las debe echar de menos. Hay mucho plano en la calle aunque con mucho zoom para evitar incomodar a los transeúntes. He leído que no se utilizaron focos y que todo es luz natural en la calle y en los interiores cerca de las ventanas.
Una comedia estupenda de los primeros años ochenta que mantiene muy bien el paso del tiempo y que retrataba muy bien una sociedad que no ha cambiado aunque ahora se llamen millennials. Los españoles no quieren ser controlados, son independientes, inseguros y valientes. Siempre les quedará España y los españoles aunque pierdan las oportunidades que ofrece la fama y el mercado internacional. Antes abandonaban en silencio y ahora se quejan con estridencia.
La música es de Manzanita y la rumba le sienta estupendamente a la película para ambientar los descalabros del personaje de Antonio Resines en Nueva York. No se puede dar ningún cabezazo y Antonio Resines está estupendo en su papel de fotógrafo lleno de inseguridades aunque con talento para competir en el extranjero.
Más información | imdb
Sigue la conversación en @elepesypelis
Un comentario en «0»
Los comentarios están cerrados