‘El tiempo en sus manos’ y lo bien que se está en el presente para no ver la decadencia de la sociedad

‘El tiempo en sus manos’ y lo bien que se está en el presente para no ver la decadencia de la sociedad

A partir del tuit de Boro Más que se puede ver más abajo me animé a revisar la película de El tiempo en sus manos. La recuerdo como una película que vería en la televisión cuando no era espantosa y que ofrecía ciencia ficción con viajes en el tiempo. Lo que no recordaba es que el actor Rod Taylor, que interpreta al escritor H.G. Wells, lo pasaba fatal en el futuro, en el año chorrocientos mil, viviendo en una sociedad de seres ninis, ni estudian, ni trabajan, que viven en la más absoluta de las ignorancias y que no tienen ningún interés por aprender y mejorar.

Es una sociedad, la del futuro, dominada por dos especies, los Elois y los Morlocks, los primeros, hermosos y bellos, se someten a los segundos, caníbales, y viven una vida contemplativa junto al arroyo, comiendo, sin preocuparse de los demás y esperando a que les pase algo. Y los Eloi tampoco echan de menos a los que, periódicamente, se llevan los Morlocks al redil para comérselos. El gusto de los Eloi por avanzar y progresar no existe y los Morlocks utilizan el conocimiento y la experiencia para ser caníbales ¡Apocalypto!

La ambientación de El tiempo en sus manos es una de las referencias para el universo steampunk con un diseño de una máquina del tiempo fantástico con luces, palancas, una silla tapizada y de madera recia y un gigantesco plato en la retaguardia que además se mueve.

La película tiene varias partes bien diferenciadas. La primera muestra cómo los amigos debaten sobre dónde está su amigo y qué inventos habrá creado esta vez. La segunda cómo H.G. Wells viaja a un futuro cercano que no le interesa porque sólo hay guerras y conflictos y hasta una catástrofe nuclear. En estos viajes cercanos se encuentra con el sucesor de su amigo Filby, al que interpreta Alan Young, y se generan situaciones que, muchos años después, veremos en otras películas de viajes en el tiempo.

Y la tercera parte, cómo el futuro, muchos años después y con una Tierra que se ha vuelto un vergel ¡en Inglaterra, la isla dónde sólo hay rocas y lluvia! ofrece una sociedad dividida ¡la polarización! con los Elois y los Morlocks. Los bellos y las bestias, un reclamo de la época en la que se escribió la novela original y que ha inspirado numerosas películas en el cine, la bella y la bestia, que se recrea, además, en la imagen de abajo con el Morlock portando a la Eloi.

Rod Taylor viaja con una bata victoriana por el tiempo que, al final, pierde en una de las torres de refrigeración del territorio Morlock. También la relación con la chica protagonista, la jovencísima Weena interpretada por Yvette Mimieux en 1960 cuando cumplía sus dieciocho años, crece y crece haciendo que, al final, el investigador prefiera vivir con ella en cualquier momento porque él tiene el tiempo en sus manos.

No se puede dar ningún cabezazo en El tiempo en sus manos y la película se pasa rápidamente. El inicio es muy didáctico y ayuda a gestionar las expectativas. La vida del futuro, con la sociedad dividida, es un poco frustrante aunque, afortunadamente, el amor triunfa y H.G. Wells disfruta con Weena.

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