En algún documental escuché que Daniel Monzón le entregó el guión de El corazón del guerrero a Álex de la Iglesia y éste le dijo que sí, que hiciera la película. Sin dudarlo. Y así empezó la carrera del anteriomente crítico de cine Daniel Monzón que ha ido construyendo desde entonces otras películas. En Elepés y Pelis ya hemos visto La caja Kovak y nos quedan unas cuantas más.
En El Corazón del guerrero hay muchas historias y muy entretenidas. Como todo debut se echa de menos algo más breve y conciso. La película dura casi dos horas y no es necesario tanto tiempo para contar una historia de un adolescente que vive entre dos mundos. Te lo puedes creer o no, aunque creo que sí, que vive entre dos mundos. Y por eso acaba en un manicomio.
Las escenas de fantasía, de espada, de brujería, de peleas con espadones y de maldiciones están muy entretenidas y bien ambientadas. La pareja formada por Neus Asensi y Joel Joan funciona en un ambiente de maldiciones y hechizos con Santiago Segura como gran malvado.
La comedia adolescente también es atractiva y cuando el personaje de Fernando Ramallo vive su frikismo en compañía de su amigo interpretado por Jimmy Barnatán se consigue que la historia avance. El juego de rol en el Hotel Emperador de la Gran Vía con la piscina contribuyen a hacer la película entretenida en el mundo real, o no, de los adolescentes.
Fernando Ramallo es un gran actor que llena la película con cada intervención. Vocaliza y se le entiende y conoce su papel a fondo dejando en cada gesto y en cada movimiento su sentido de responsabilidad y compromiso con el personaje de Ramón.
A Daniel Monzón también le acompañan muchos amigos en la película. Aunque quizá el mejor explotó la posibilidad fue Santiago Segura con sus Torrentes. A Daniel Monzón se le une Luis Tosar, antes de hacerse famoso en las galas de los Goya, Arturo Valls, el mismo Santiago Segura que está mejor como hechicero que como Carlos Jesús, Neus Asensi que ofrece un papel magnífico como prostituta dispuesta a sacrificarse por el amor que le ofrece el Ramón de Fernando Ramallo, Tonino y sobre todo Javier Aller o Jimmy Barnatán que ayudan a hacer avanzar la historia con personajes muy desenfadados y quizá muy histriónicos. También está Rubén Ochandiano, que progresa en su carrera por América, o Antonio de la Torre que ha progresado muchísimo.
No hay tiempo para dar ningún cabezazo en El corazón del guerrero. La película es fresca, entrenida, dinámica y con mucho ritmo. Es innecesariamente larga aunque la historia es muy buena y Daniel Monzón la tenía muy masticada. Me gusta el final con el universo paralelo que sólo admite, en el siglo XX, acabar en un manicomio. En el siglo XXI habrá que revisarlo porque ya no hay manicomios y sí hay multiversos. O sea.
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