The Quiet Girl es una película del año 2022 nominada a los Oscar como mejor película extranjera y que se puede disfrutar en abierto en MoviStar+. La cinta es asombrosamente bella en cuanto a paisaje y música, aunque ese verdor irlandés, a veces frío y gélido y en ocasiones demasiado sombrío, vertebra la película en su esencia y va acompañando al espectador en un flujo de sensaciones.
Cáit es una niña de nueve años que vive en un ambiente claustrofóbico familiar. No hay esperanza ni razón alguna de que aquello pueda cambiar si no es a peor. Un verano sus progenitores, que no padres, deciden llevarla a casa de unos parientes a pasar unos días. Bajo la dirección del cineasta irlandés Colm Báiread, el protagonismo se lo da a la cámara que sigue incesantemente el rostro de esa niña.
“Hay una verdad triste en la obra: no siempre se encuentra la felicidad en tu familia biológica”
Según el director, lo que le llamó la atención del relato de “Foster” de Claire Keegan fue la palabra alimento, el sustento.
La película adquiere un tono amable y feliz con la llegada de la vida de Cáit a los nuevos padres. La exigencia del padre, la delegación de tareas, el compromiso, la responsabilidad irán forjando ese carácter en la niña que en definitiva significará su crecimiento personal y emocional.
Sin embargo, la angustia de la protagonista estará presente en toda la película. Cuando está en la escuela, en casa con su madre, en el coche con su padre, en la familia acogida.
¿Es posible que le aceche el amor y el sentimiento de pertenencia en unos pocos días de convivencia? La respuesta es sí.
Con ese padre adoptivo huraño y distante y esa madre sumida en una depresión y en querer agradar constantemente Cáit mirará a través de las puertas, un personaje más de la historia, con sorpresa y amor y con encontrar respuestas a sus interrogantes infantiles. La dulce actriz Catherine Clinch, a sus trece años, se mete en el papel de Cáit llevando todo el peso de la película y consigue sin esfuerzo que llegues a querer a esa niña.
Carrie Crowley en el papel de Eibhlin y Andrew Bennet en el de Séan completan el reparto de esta película de 95 minutos lenta y cruel, incómoda y dura donde se retrata la Irlanda de los años 80 donde muchos niños huérfanos han tenido que soportar el maltrato infantil confabulado por Iglesia y Estado.
La chica que no habla pero que mira. Un final abierto, una imagen apabullante, un final no feliz. El poder de la mirada. Todo ello transmite la película. A través de ese candor infantil que se irá tornando en adulto cuando el alma va recibiendo impactos de la existencia.
Más información | imdb
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