Juanma González, @confecinepata, dice que le gusta el Jason Bourne de Peter Greengrass. Y es que, dice, es cuando el cine de espías cambió ofreciendo un ritmo y una angustia que hace que la película se vea con mucha expectación.
Acabo de ver las dos películas dirigidas por Paul Greengrass entre 2004 y 2007. Son The Bourne Supremacy y The Bourne Ultimatum y todas son un mcguffin perfecto. En la primera Jason Bourne es incriminado en el fracaso de una operación de la CIA y se ve obligado a reanudar su vida como asesino profesional para sobrevivir. Y en la segunda, Jason Bourne, consigue aclarar parte de su pasado y descifrar una confabulación de la agencia de espías.

La gran novedad de las películas es el uso de la cámara, que se lleva en el hombro, al rodar y el uso del montaje para generar una expectación tremenda. Es increíble el número de planos utilizados y el ritmo que se llega a imprimir en las películas. Además la saturación del color, las interpretaciones, los silencios y la enorme acción que se incluye en las dos películas. La acción motorizada es muy similar y las persecuciones son magníficas con cámaras lejos, cerca, dentro del vehículo y en plano cortísimo de Matt Damon.
En la segunda película aparece Madrid aunque no se llega a aprovechar la ciudad más que para hacer planos cenitales y escenas de interior (!). En Tánger hay persecuciones entre tejados y en Berlín hay muy buenas aventuras aunque en Moscú la persecución motorizada te deja pegado al asiento. También en Nueva York la persecución es muy intensa con un un inicio y un final lleno de chatarra.

Jason Bourne es un superagente, está muy preparado para la acción y domina los idiomas ¡ruso, alemán y español!, la tecnología y los vehículos motorizados. En aquella época no había llegado el iPhone y los teléfonos móviles permitían sobre todo la comunicación hablada, nada de redes sociales y nada de mensajes asíncronos. Además incluían cámaras y se utilizan para ofrecer visión en directo en cualquier parte del mundo, aunque la red de comunicaciones no creo que permitiera muchas oportunidades.
Y Jason Bourne es como aquella serie llamada ’24’ que todo sucedía en tiempo real. Aquí todo es tiempo real aunque hay saltos en el tiempo. Es increíble cómo están sincronizadas las situaciones que permiten que Jason Bourne lo mismo esté corriendo en sentido contrario a los que le buscan o que observe a sus colegas en la distancia. Y nunca duerme, la acción es frenética de día o de noche. Es un guión de situaciones espectacular que se debió trabajar meticulosamente. Sería muy interesante conocer el story board de estas películas y si cambió cuando en la sala de montaje se encontraron con tantísimo material.

Paul Greengrass sabe perfectamente que el sistema que creó a Jason Bourne es malo y que necesita ser denunciado. Lo que también sabe es que Jason Bourne tiene unas habilidades que le hacen muy atractivo y que otros responsables del sistema sabrán sacarle partido.
En el año 2016 Paul Greengrass volvió a dirigir a Matt Damon como Jason Bourne, aunque ésa es otra historia.
Más información | The Bourne Ultimatum y The Bourne Supremacy
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