‘Los años más bellos de una vida’ y cómo se recuerda el pasado con amor desde la residencia

‘Los años más bellos de una vida’ y cómo se recuerda el pasado con amor desde la residencia

La película Los años más bellos de una vida (Les plus belles années d’une vie) es un poco inclasificable. Durante toda la película se intercalan escenas de A Man and a Woman (Un homme et une femme) en las que aparecen Anou Aimée y Jean-Louis Trintignant viviendo una apasionada historia de amor en 1966. Lo que vemos en la película, ambientada en una residencia y que parece que toda la película es un publirreportaje de sus capacidades, es a los mismos actores muchos años después intentando aferrarse al pasado aunque el anciano Jean-Louis Duroc apenas puede recordar, ya no se mantiene en pie y se olvida constantemente de su hijo.

Sin embargo sí recuerda a su gran amor, son instantes de lucidez al estilo del Cuaderno de Noa, y de repente la película se transforma en otra cosa con una Anouk Aimée que recupera la vitalidad en la mirada y la ilusión de pensar que quizá tenía que haberse ido con aquel hombre que la sedujo con tanto encanto y pasión. Y luego se viene abajo y al final es imposible que Jean-Louis recupere su atractivo y se convierte en un viejito encantador, tierno, sensible y con una cabeza que le provoca pensamientos traidores.

Las conversaciones entre los dos ancianos son de lo mejor de la película. Son muy duras cuando él pierde la memoria y son muy tiernas cuando ella le repite sin descanso y le explica la realidad. Ella se acerca a él a través de recuerdos e imágenes que a él no siempre le dan las mejores pistas. Cuando es él el que toma las riendas es muy simpático porque lo que quiere hacer es escaparse y seducir a todas las mujeres que puede.

Hay una aparición estelar de Monica Bellucci como una de las hijas de Jean-Louis aunque él no puede apenas recordar. Y desde luego lo que no recuerda es que tiene un hijo, que es paciente y cariñoso, un poco soso el actor que lo interpreta, y que, junto a la hija de Anne y como sus padres, vivirán una historia de amor aunque no pega nada en la película. Es más divertido que ella sea veterinaria y que él conduzca deportivos de la marca Alpine.

Los años más bellos de una vida no da opción al cabezazo. Es una película de un amor que no pudo ser aunque se mantiene muy vivo en la mente de ella y en la de él cuando su cabeza no le juega malas pasadas. Es una película no apta para cualquier generación, la disfrutarán más los que han vivido muchos años, muchas pasiones, muchos desengaños y que aún así mantienen la ilusión en el amor.

La película incluye entera la secuencia de más abajo. Es el recorrido por las calles de París de madrugada, a toda velocidad y sin parar en los semáforos, que termina en el Sagrado Corazón. Son los años setenta y es espectacular el recorrido.

Es un vídeo alucinante que sirve para reforzar la idea del paso del tiempo, del riesgo, de las curvas de la vida y de la pasión por lo que se hace. Jean-Louis era piloto de carreras y aquí en la película circula en silla de ruedas o en un dos caballos que se mantiene bien aunque no da el perfil para correr.

Más información | imdb

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