Isabelle Huppert está rubia en la película La sindicalista, o Un blanco fácil. La película empieza con una sindicalista valiente y decidida para proteger a los trabajadores de la empresa y, sin embargo, la trama se complica cuando la política internacional, chinos mediante, empiezan a hurgar en la capacidad nuclear de la Francia.
Y los políticos socialdemócratas franceses, que cuando lo necesitan abrazan con fuerza el comunismo, sucumben fácilmente a las tentaciones que vienen desde más allá de Oriente y ceden todo el poder al gigante asiático. Así que se diluye la lucha de los trabajadores, ¡la nuclear global de Francia en Europa!, y se apuesta por el centralismo, el traspaso de conocimiento y la pérdida del poder francés en sus activos y en la tecnología. Aunque la película es Isabelle Huppert y su lucha por mantener la verdad contra todos y todas.
Isabelle Huppert se tira toda la película intentando entender si le están haciendo luz de gas o si realmente fue víctima de las tramas políticas del poder que aceptan el control por encima del bien común ¿dónde está la gente? y que no dudan en someter, humillar y vejar a quién sea necesario por conseguir sus fines.
Una de las claves es cómo ponerte cinta americana en las muñecas y con las manos en la espalda. Pues para la policía ¿to serve and protect? todo es posible para justificar que el personaje interpretado por Isabelle Huppert está engañando. Y por eso la interpretación decidida de la actriz es la que hace que la película sea potente y atractiva. ¿Qué necesidad tiene la Huppert de mentirnos y engañarnos a estas alturas?
No se da ningún cabezazo en Un blanco fácil aunque sí se pierde la trama de la lucha obrera por una visión de la guerra mundial, en la que estamos inmersos desde hace tiempo, por concentrar el poder del capital, de la organización de países por un control social y por la dilución, o directamente eliminación, de las libertades.
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