La película 42 segundos es auténtico cine deportivo con el emocionante momento en el que la selección española de waterpolo estuvo a punto de ser medalla de oro en la olimpiada de Barcelona 92. Esta olimpiada fue un punto de inflexión para el deporte español que apostó con decisión por hacer un buen papel en waterpolo y en otras disciplinas. España ganó muchas medallas y todo el deporte español, y no sólo el deporte, se profesionalizó dejando de ser un país en el que ganaban títulos personas contadas con los dedos de una mano.
La historia que cuenta 42 segundos es una historia de superación que empieza con un equipo partido, los de Barcelona y los de Madrid. Que encuentran en un entrenador croata un revulsivo para conseguir convertirse en un equipo competitivo e imparable. Y que termina, no con la plata de Barcelona 92, sino con el oro de Atlanta 96. Aunque en el camino se perdieron muchas cosas.
Barcelona 92 supuso un punto de inflexión en el deporte español. Nos hicimos muy profesionales, invertimos mucho dinero, tiempo y esfuerzo en conseguir brillar en disciplinas en las que se podía ganar y se trabajó con los líderes de los equipos para que se convirtieran en equipos imparables.
Y no sólo en el deporte. También se trabajó mucho el contenido, la narrativa, que se dice ahora, y sobre todo el marketing. Todo era Barcelona 92, con permiso de la Expo de Sevilla’92, y la ciudad aprovechó la oportunidad para convertirse en una ciudad moderna y competitiva.
En el año 1992 todavía estaba en la Universidad y recuerdo, con gran emoción, la victoria de Fermín Cacho en la carrera de los 1.500 metros en el estadio olímpico. Un estadio que, en la inauguración, siempre será recordado por la flecha de Antonio Rebollo. Aunque hubo muchos más éxitos del deporte español y el del waterpolo lo recuerdo aunque sobre todo por la personalidad de Manel Estiarte que además nos lo vendían por todos los medios de comunicación. También Jesús Rollán, que lamentablemente acabó muy mal, una vida muy triste, es otro de los jugadores que mediáticamente, nos impactaban en el hogar cuando se hacían las crónicas deportivas.
En la siguiente imagen se puede ver a los atletas con su medalla de bronce en Barcelona 92. Consiguieron ser un equipo temible y los espectadores del evento, y los medios de comunicación, nos mostraron que el equipo se había convertido en un grupo de jugadores competitivos, valientes y decididos a defenderse con uñas y dientes.
Y todo el éxito se debe a un entrenador, Dragan Matutinović, ¡todavía me acordaba del nombre!, que junto con sus métodos y al talento de sus jugadores, consiguió construir un bloque muy sólido y consistente de gran valor y largo recorrido.
La película tiene un ritmo estupendo y cuenta, probablemente con cierta verosimilitud, cómo los jugadores tuvieron que apoyarse entre ellos para defenderse y para convertirse en un equipo temible. Manel Estiarte y Pedro García Aguado se convirtieron en los líderes de un equipo que estuvo a punto de ganar la medalla de oro y que la perdió por un pressing mal entendido, o quizá innecesario, y por varios lanzamientos al palo que desbarataron las ocasiones españolas.
El entrenador quería que fueran los jugadores los que se responsabilizaran de su trabajo para bien y para mal. Manel Estiarte y Pedro García Aguado tuvieron que confiarse detalles de su vida ¡jugadores de élite compartiendo sus emociones! para conseguir respetarse y ser respetados por los demás. Los dos tenían tragedias familiares que impactaban en su actividad deportiva y en su rendimiento en el grupo. Aunque la película hace que se consuma rápido lo cierto es que los deportistas de élite tienen que tener la cabeza muy centrada para no despistarse en los momentos decisivos.
42 segundos es una película bonita, con foco en el deporte y las satisfacciones que proporciona. Además, emociona a los que vivimos la magia de Barcelona 92. Bueno, pensábamos que era magia y resulta que había un trabajo competitivo del más alto nivel y con una preparación estupenda desde muchos meses antes. No hay opción para dar ningún cabezazo y los actores están estupendos, aunque el personaje de Dragan Matutinović se come a todos cada vez que aparece en el plano.
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