El cine de Eloy de la Iglesia está lleno de talento, ambición, provocación y búsqueda de espacios y situaciones especiales. En 1972 se le ocurrió poner a Vicente Parra a escapar hacia adelante después de provocar una situación absurda y extrema con un taxista. La violencia genera violencia y además consecuencias terroríficas durante una semana de horror en la chabola habitada por Vicente Parra.
Vicente Parra es un buen mozo que trabaja en una fábrica de sopas y comidas preparadas, son espectaculares las escenas del matadero, en la que asciende de categoría. Está colocado desde que murió su madre en un horrible accidente. Y el nuevo destino es nada más y nada menos que ser el administrador de una máquina que sólo necesita ser alimentada con carne para producir caldo casero. ¡Y qué caldo casero!
Emma Cohen, Lola Herrera y Vicky Lagos son las tres mujeres que caerán pasto del asesino despiadado que descubre Vicente Parra en su interior. Lo mismo una llave inglesa, un cuchillo o golpes contra la pared, el asesino cumple su plan que básicamente trata de quitar de enmedio a todo el que se cruza en su camino. Una forma de ir hacia adelante que es imposible de prolongar en el tiempo aunque en una semana le dará tiempo a conseguir hacer importantes destrozos.
Eusebio Poncela interpreta a un joven rebelde y diferente en la España en la que todo el mundo tiene una misión, trabajar y construir la clase media. El personaje que interpreta Eusebio Poncela es diferente, fresco, alegre, divertido y muy atento a lo que le pasa a los españoles a los que observa desde su atalaya privilegiada.
Con Vicente Parra y Eusebio Poncela se genera una relación confusa, de admiración y respeto o de algo más porque en la versión de Flixolé hay tramos doblados al inglés, probablemente censurados en su momento. Los dos comparten momentos en la noche madrileña ¡baños en la piscina y en una cascada de sombras y luces! y se respetan y admiran a pesar de su diferencia de clase.
Vicente Parra busca soluciones a sus tremendos problemas y Eloy de la Iglesia aprovecha para retratar la Gran Vía de Madrid en 1972 acompañando al protagonista por sus miedos y temores. En la Gran Vía bullen los comercios, los carteles publicitarios de aerolíneas que mueven sueños para una sociedad que buscaba otro camino mientras se asentaba la España del trabajo de fábricas con automatismos y los servicios que arrancaban, muy despacio ¡y todavía sin tecnología!
Vicente Parra lleva toda la película a sus espaldas. Su vestuario es muy de la época, camisas entalladas y abiertas casi hasta la cintura. Ellas también lucen espectaculares aunque Vicente Parra las va troceando sin compasión.
Su personaje pasar por varias fases, primero sueños, miedos e ilusiones. Después la venganza y el terror que genera en los demás y que le alimenta como asesino sin piedad. Y finalmente el arrepentimiento y el enfrentamiento a la cárcel, a la que tenía pavor al principio y ante la que no se sabe como reaccionará cuando llegue la policía a buscarle a la chabola.
Muy buena película, sin opción a los cabezazos, con planos espectaculares, momentos terroríficos de Vicente Parra como asesino despiadado o como proveedor de la máquina de caldo con restos humanos. Un caníbal de libro que escapa durante una semana aunque al final sucumbe a sus remordimientos y se enfrentará a sus miedos más terribles.
Más información | imdb
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