Para que una película tenga éxito y deje huella tiene que cumplir algunos requisitos. En La pianista hay muchos ingredientes para hacer que la película te sorprenda, te seduzca, te genere repulsión, te encante y te apasione. Hay excelente música, interpretaciones espectaculares del trío protagonista, una historia de intensa dominación materno filial y otra historia, quizá la más horripilante y que se refleja a partir de ésta, de violencia sexual desbordada entre un joven y una mujer madura.
La mujer madura es pianista, profesora de piano muy estricta y hasta violenta con sus alumnos y con una necesidad de sexualidad primitiva y degenerada y que emana de su obsesión con salir de la dominación de su madre visionando películas pornográficas en las que la mujer es un puro objeto que recibe violencia gratuita y en las que ella encuentra su satisfacción hurgando en las papeleras y consiguiendo sensaciones de gran intensidad. Toda la escena de Isabelle Huppert, como la profesora pianista Erika, en el videoclub de películas de alto contenido sexual es hipnótica y repulsiva simultáneamente, aunque la película tiene tantas interpretaciones que muchos espectadores quizá dejen de ver a partir de esta escena.
En el hogar Isabelle Huppert interpreta a una hija dominada por su madre y quizá por su padre, cuando vivía, aunque la película no parece dar muchas pistas. La madre, que está interpretada por Annie Girardot, es dominadora, asfixiante y tirana con su hija. A ésta no le queda más remedio que defenderse aunque ya está tan rendida después de tantos año que no puede más.
La madre le destroza cualquier intento de lucir hermosa y guapa. Le rompe los vestidos, la anima a vestirse de forma sosa y aburrida, el pelo es lo menos atractivo que puede ofrecer una mujer y su maquillaje es totalmente ausente. Y sin embargo se muestra orgullosa cuando toca el piano con pasión o cuando genera ingresos como profesora del conservatorio en el que, además, está muy considerada y respetada por su profesionalidad.
La profesora está buscando un candidato con el que saciar sus instintos primarios. Uno de los alumnos podría ser aunque es tan joven, es tan inocente y está tan salido que a ella no le interesa. Sin embargo un alumno brillante, que estudia música e ingeniería y que tiene un aspecto de dominador ¡juega al hockey con esas protecciones! es el objetivo de sus perversiones. Y rápidamente lo seduce y lo conquista llevándolo a su territorio de ordenar y mandar. La escena del baño es lo que él no se espera aunque está lejos de lo que de verdad está por venir.
El problema es que el ambiente de Erika es tan degenerado, tan horrible, tan humillante que vuelve loco al estudiante que no sabe como reaccionar. Él sólo ve una conquista con una mujer atractiva por su calidad interpretativa y por su belleza física, que cuando lee la carta descubre que está delante de un monstruo. E intenta el cambio y la película se convierte en una historia de violencia y maltrato hacia la mujer en la que ella no está nada satisfecha porque ha perdido el control.
El personaje de Isabelle Huppert es muy cruel con los alumnos de piano. Probablemente no quiere que acaben como acabó ella y por eso hay una historia, la de la chica pianista que progresa y que llega a ser solista, a la que le arruina la carrera aunque posiblemente no la vida, como la tiene ella arruinada. Es una película con muchas visiones e interpretaciones que lidera Isabelle Huppert en casi todos los planos.
El final, muy absurdo o que no soy capaz de comprender, es lo que menos se recuerda de esta película porque antes nos ha dejado una historia de dominación y depravación que nos ha cautivado y mostrado que las miserias humanas están más cerca de lo que pensamos. La dirección de La pianista es de Michael Haneke al que habrá que echar un vistazo y revisar otras películas suyas.
Más información | imdb
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