La película Girls to buy (Dziewczyny z Dubaju) cuenta la historia de cómo las chicas de Polonia eligen una forma de vida, durante su juventud y siempre que procedan de entornos rurales, que, amparándose en la belleza se convierten en prostitutas de lujo viajando por toda Europa como acompañantes de los que están dispuestos a pagar y a cubrirlas, literalmente, de billetes.
Es una historia que tiene un ritmo brutal y que engancha con tanta búsqueda de prostitutas, los viajes, las actuaciones delante de los compradores y la trama de la protagonista que sube, baja, vuelve a subir y finalmente ya no sabemos cómo se queda porque desde el kiosco de prensa que gestionaba su madre siempre puede volver a empezar. Hay mucha discreción en las escenas con el mundo árabe, los compradores, esta vez parece que son los suníes y no los chiíes, los destinatarios de los favores de las chicas a cambio de dinero, lujo, desenfreno y estrictas reglas. Alguna de ellas se muestran en la película, no se puede fumar, hay que bailar aunque no quieras, hay que hacer reír aunque no sepas o hay que navegar en el mar ¡porque allí no hay reglas!
Paulina Galazka es la protagonista que aparece en casi todas las escenas. Lleva un ritmo frenético e interpreta estupendamente el papel de ser una mujer inocente en una pequeña localidad polaca que de repente descubre su potencial como negociadora, como reclutadora de chicas y como gestora de un negocio que le deja comisiones ¡del 50%! en efectivo.
La trama se complica con amores, amantes y deseo de convertirse en otra cosa aunque el pasado es tozudo y siempre vuelve. Su vida al final es una porquería, parece que es acusada de proxenetismo, aunque cuando vivió en el lujo y en la libertad se comportaba como una experta mujer de negocios. Su forma de reclutar a la azafata en el último minuto es ejemplar y muestra cómo todo el mundo tiene un precio.
Las escenas de la última fiesta con hamburguesas bañadas en oro, aunque todo en esas imágenes es impactante, es una muestra del poderío que emana del subsuelo y que tan bien saben administrar sus dueños. Las chicas están dispuestas a aceptar el trato y el lío está asegurado.
La directora es Maria Sadowska que tiene pinta de ser un talento porque hace de todo, dirige, canta e interpreta. Sus películas son como si las clasificadas S en España de los años setenta se hubieran actualizado al siglo XXI y se ambientasen en Polonia. Como se suele decir, todo vuelve, y ella parece ser una de las responsables.
En la película destaca la veterana actriz Katarzyna Figura que luce como madre de una modelo que es algo más y que, junto con la Emi interpretada por Paulina Galazka, se convierten en un dúo increíble capaz de mover el mercado de la prostitución con enorme facilidad. Aguanta muy bien los planos cortos y sabe cómo proteger su mercado ¡otra que se lleva comisiones del 50%!
No se da ningún cabezazo y la película en el final, sólo en el final, indica que 250.000 chicas de Polonia entre los 18 y los 25 años se dedicaron a la prostitución en el año 2020. Hay mucho salseo y mucho corazón con la película en Polonia. No tengo información suficiente aunque me imagino que debe generar mucha conmoción en un país en el que muchos de sus habitantes probablemente se comportan más como la madre de la protagonista que como la mujer que busca salir del entorno rural y con escasas posibilidades. Aunque aquí se salen de órbita y alcanzan la gloria, efímera sí, y con consecuencias terribles.
Más información | imdb
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