El director Luis Tinoco consigue demostrar en La paradoja de Antares que se lo pasa estupendamente rodando, que sabe contar una historia y que además lo que cuenta resulta muy atractivo para el espectador. La ambientación es estupenda y todo lo que acontece está rodado en una pequeña sala de procesamientos de señales procedentes del espacio profundo consiguiendo hacernos partícipes del proceso de análisis y de validación de los datos que capta la antena.
Todos los elementos de la sala se convierten en protagonistas absolutos y además cómo están integrados en la historia es estupendo. La meteorología, la antena flameando, el incendio, la tecnología involucrada y el proceso de validación de las señales que se añaden a la trama y que hacen que el espectador esté pendiente de la trama y de cómo progresan las emociones de la protagonista. La trama paralela es también muy emocionante y el uso de la tecnología, teléfonos y videollamadas, están perfectamente integrados en la historia. Y toda la película no sirve para responder, aunque hay personas que sí lo hacen, si es mejor arreglar lo que pasa dentro o conocer lo que pasa fuera.
La interpretación de Andrea Trepat es perfecta y lleva toda la película en sus espaldas. Mantiene todos los planos y participa en todas las conversaciones y procesos de análisis con fuerza y contundencia. La actriz tiene un rostro que le sirve al director para jugar con la luz y aguanta muy bien los primeros planos. Es una cara que recuerda o a Beatriz Rico o a Natalia Verbeke, aunque es mejor que sea Andrea Trepat y le deseamos muchos éxitos.
El personaje de Andrea Trepat es Alexandra, una astrofísica que sabe lo importante que es el método científico y que tiene que lidiar con todos los elementos en contra. Y ahí es donde crece la película entre la intriga del tiempo meteorológico, del tiempo de utilización de la tecnología, la situación familiar y las señales que proceden del espacio, el real, no el espacio virtual ni el de ningún multiverso.
No hay ningún momento para dar cabezazos y como se empiece a ver es imposible dejar de verla porque se quiere más y más. La película te absorbe, quieres estar en la habitación ayudando a Alexandra y quieres que los burócratas de la cosa espacial se queden tranquilos y dejen trabajar a la astrofísica en su misión.
Nota: llegué a la película oyendo #ParImpar, el podcast imprescindible de @confecinepata y @danipr77 en EsRadio
Más información | imdb
Más información | Amazon Prime Video
‘Ripley’ es la serie de Steven Zaillian que nos lleva a disfrutar de una Italia en blanco y negro perfecto
Lou Reed y su visión de la ciudad de New York hace 30 años
‘Sound of freedom’ es un movimiento imparable para conseguir que los hijos de Dios no se vendan
‘Irma Vep’ la serie de Oliver Assayas entre la noche americana y lo maravilloso que es rodar
‘Fosse Verdon’ la historia de una pareja que vivió la música con pasión y que la contagió a una generación