La maldición de ‘El violín rojo’ viaja entre siglos ofreciendo música y levantando pasiones

La maldición de ‘El violín rojo’ viaja entre siglos ofreciendo música y levantando pasiones

En un mercado de baratillo me compré un disco, en formato elepé, que incluía la grabación de Scheherazade, la suite sinfónica del compositor ruso Nikolái Rimski-Kórsakov, dirigida por Leonard Bernstein. El violín es uno de los instrumentos que brillan con toda su fuerza en esta música y en la grabación el solista es John Corigliano. John Corigliano fue el violinista principal de la Filarmónica de Nueva York durante 23 años, entre 1943 y 1966, y fue en ese periodo cuando grabó la obra de Rimski-Kórsakov.

Así que me puse a buscar por Internet ¡antes había que ir a una biblioteca! qué había hecho este señor además de tocar el violín estupendamente. Y tuvo un hijo, John Corigliano, que nació en la ciudad de Nueva York el 16 de febrero de 1938, y que es el autor de la música de la película The red violin. Y así se cierra el círculo entre el padre y el hijo, entre el violín solista de Scheherazade y el violín rojo que cuenta la historia de un instrumento a través de los siglos y que parece estar maldito aunque al que lo porta la música que genera es maravillosa y levanta pasiones.

El violin rojo es una película de episodios a lo largo de la historia. La selección es cuestionable aunque el diseño de producción es fantástico en todas las épocas retratadas. Aunque la historia de la China comunista no es especialmente atractiva sin embargo la ambientación es extraordinaria. También la Italia en la que se construye el violín y que presenta a unos italianos muy pobres, también con escasos conocimientos de medicina, aunque con devoción por sus profesiones.

La época de Austria es la que más me gusta con ese niño pequeñín tocando como los ángeles y al que el metrónomo le da absolutamente igual y cada vez toca con más velocidad y pasión. Hasta que la maldición del violín le persigue y le atrapa. Los viajes y peripecias que sigue el violín son también muy divertidos y el final, con esa casa de subastas que se va descubriendo poco a poco con cada historia, y en la que no cabe duda de que el violín sigue con su vida propia seduciendo y pervirtiendo las pasiones humanas.

Son más de 300 años de viaje en el tiempo. El final del barroco en Italia, los niños en Austria viviendo en orfanatos, el romanticismo británico con sexo desenfrenado al ritmo de la música. También el comunismo Chino y finalmente la investigación científica a finales de los 90 con Samuel L. Jackson como investigador de casa de subastas y capaz de realizar análisis espectaculares como la composición del barniz o la acústica de la pequeña caja de madera.

La película es de François Girard que construye una película muy entretenida aunque se disfruta más la música y los ambientes que aparecen. Al ser muchas historias, éstas son breves, no tienen continuidad y no todas son igual de entretenidas.

Aquí se puede ver un vídeo promocional de The red violin en el que aparecen muchas de las escenas por las que viaja el violín a lo largo del tiempo:

No hay espacio al cabezazo en The red violin y la película se disfruta no sólo con las imágenes, hermosas, sino también con la música, intensa y maravillosa. Y para terminar, con Scheherazade, de donde veníamos, una versión espectacular de esta obra inmortal que dirige Gergiev ¡sudando a mares! con la Orquesta filarmónica de Viena que se ve y se oye en Youtube grabada en el año 2005 en el festival de Salzsburgo.

Más información | imdb

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