‘La bella mentirosa’ es el retrato minucioso del proceso creativo del pintor con su modelo

Michel Piccoli es un extraordinario actor y sólo por verle interpretar con ese ritmo, esa naturalidad y esa pasión vale la pena ver La bella mentirosa (La Belle Noiseuse). En Amazon Prime Video está la edición de cuatro horas del director Jacques Rivette. Piccoli interpreta al famoso pintor Frenhofer que vive en un espacio remoto acompañado de su última musa interpretada por Jane Birkin. Para mantener la casa en un estado presentable tiene a su cargo a una señora que vive con su hija Magali que acompaña al pintor y a su musa en sus quehaceres diarios.

La casa es una protagonista más con sus desconchones, sus viejos muebles, sus vistas sobre el pueblo y su sala de trabajo en la que el pintor trabaja sin descanso intentando encontrar la chispa que le devuelva la pasión por pintar de nuevo. Y éso cuenta la película, cómo encontrar la inspiración con una nueva modelo, que le sugiere, que le desafía. La película es un viaje, sin retorno, por el proceso creativo del artista con su modelo para llegar al final a un nuevo escenario en el que todos quedan afectados, impactados y finalmente satisfechos.

Emmanuelle Béart es Marianne, una nueva musa que Frenhofer elige por azar. Es la novia de un joven y prometedor artista que visita al pintor para aprender y conocer las sensaciones de artista a artista. Lo que recibe es la petición de que deje pintar a su novia y aquí aparecen las primeras emociones, toda la película es una visión de las emociones humanas a través de un proceso creativo de inspiración.

La novia odia al novio y decide, sin nada que ocultar, servir de modelo para Frenhofer al que le cuesta mucho arrancar a dibujar, a sentir, a encontrar la mirada, la luz, la inspiración. Los primeros bocetos a plumilla ¡cómo suena sobre el papel!, aguatinta o carboncillo de Marianne son espectaculares. Son obra del pintor B. Dufour, cuya mano ejecuta con agilidad y pericia y es maravilloso verle trabajar en tiempo real. Cuando Piccoli también se arranca, por ejemplo, en el cuadro final sin doblaje, también es sensacional y por eso es un actor tremendo y sin límites.

Marianne quiere ser la inspiración del artista aunque no sabe cómo. Se ofrece a Frenhofer mientras se aleja de su novio. Y entra en escena la otra emoción derivada, la musa que fue y que siente su lugar ocupado por una nueva intrusa a la que no sabe cómo gestionar porque es el pintor el que la tiene bajo su responsabilidad. Ese odio entre los personajes, el Liz de Jane Birkin y la Marianne de Emmanuelle Béart también hacen avanzar la película a costa de Frenhofer que no termina nunca de inspirarse, de encontrar a Marianne como elemento para lucirse y lucirla y que además recibe el odio en su hogar por compartirlo con una intrusa.

El final no es el que te esperas. Parece que Frenhofer encuentra la belleza y la verdad y consigue hacer una retrato magnífico de la modelo aunque también decide no mostrarlo ¡el espectador no lo ve! Lo empareda, con la ayuda de Magali y después de que lo haya visto Marianne, y también Liz, y las dos guardan también el secreto del artista.

Para Frenhofer el cuadro final, que lo pinta Piccoli en dos minutos, es el resultado que todos esperan de un artista. Es una verdad llamada la bella mentirosa que satisface a todos y especialmente hace feliz al marchante de arte ¡que fue amante de Liz! que ve en el trabajo el momento para volver a poner a Frenhofer en el mapa del mercado de arte.

La película, que puede llegar a provocar algún cabezazo, es un viaje por la verdad de la creación y la relación entre el maestro y la modelo que no siempre es lineal y de dominio de él hacia ella. Durante la fase artística la modelo desafía al artista, el artista encuentra nueva inspiración y se generan nuevas relaciones y sensaciones mientras el pintor sigue aprendiendo y trabajando sin descanso.

Piccoli roba la película en cada plano y somos testigos de cómo crea al artista Frenhofer que viene del pasado, que aprende, que se inspira, que se aleja de su musa, que se compromete con su trabajo, que se sabe humillado y derrotado y que, finalmente, se convierte en el artista que todos esperan con una bella mentira.

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