El Sr. Harrigan quiere a alguien que le lea. Es una persona mayor, extremadamente rica y a la que el poco tiempo que le queda de vida lo quiere disfrutar escuchando la lectura, de viva voz, de libros clásicos. Así que contrata a un niño que crece y se hace mayor durante varios años de lectura, tres veces a la semana, de los libros de su biblioteca. El niño llega más allá de la adolescencia, alcanza la universidad, y finalmente el Sr. Harrigan muere.
Los últimos años de su vida, cuando el adolescente empieza a ganar dinero, le compra un teléfono, un smartphone, con el que enseña al Sr. Harrigan aprende a realizar muchas funciones. Especialmente leer la prensa ¡cómo se puede acceder a la prensa de forma gratuita! se pregunta, también a las cotizaciones de la bolsa, que dicen que son en tiempo real y ahí sí que hay que pagar. El caso es que el Sr. Harrigan aprende que con el teléfono puede acceder, vía Internet, a mucha información y también atender llamadas o mensajes de texto de su amigo Craig. El joven está interpretado por Jaeden Martell, visto en It, y el Sr. Harrigan por Donald Sutherland y su amistad crece de forma progresiva. Y es que conforme Craig entiende los mensajes de los autores de los libros, todos los clásicos le lee, se genera una amistad de discípulo y maestro hasta que las tornas, la ley de la vida, se cambia. Porque, sin embargo, hay algo que le cuesta aprender, y es que si desea el mal, el Sr. Harrigan se lo puede conceder, aunque sea después de muerto, eso sí.
Craig descubre que, a pesar de lo bonitos que son los libros, de las emociones que puede transmitir un libro y de la felicidad que puede generar entender su mensaje mientras lo comparte con el Sr. Harrigan, hay algo que no consigue evitar. Y es que el mal en la vida real existe y está más cerca y próximo de lo que parece.
A Craig le acosa un mastodonte en el colegio, está muy bien interpretado por Cyrus Arnold, y al final le desea la muerte después de recibir una paliza. También a un conductor borracho que mata a su profesora le desea la muerte. Y en todos los casos se cumple. Así que Craig descubre que el Sr. Harrigan, después de muerto, y comunicándose utilizando el teléfono ¡las cosas de Stephen King!, cumple sus peores deseos y no consigue ni ser libre ni ser una buena persona.
Por qué Craig decide romper el vínculo con el Sr. Harrigan. Pues porque entiende que su vida es suya, que nadie la puede ni debe cambiar más que él y que tiene que saber enfrentarse a los peligros sin ayuda.
El padre de Craig, muy humano en cada plano, es quién le da la serenidad, el espacio, el camino para que se construya una vida razonable, y el Sr. Harrigan, una especie de Miss Havisham de Grandes esperanzas revisitada por Stephen King, le ofrece poder, fuerza y éxito utilizando la maldad. Afortunadamente Craig encuentra su camino y lanza el teléfono al fondo del pantano. Ahí estará el teléfono, como una lámpara maravillosa, dispuesto a acudir a la llamada de otro buscador de sueños.
Stephen King escribió el relato corto y el director, John Lee Hancock lo adaptó para hacer también la dirección. La película está en Netflix y es muy entretenida de ver. El director tiene muchas películas muy buenas y en esta no defrauda. No se puede dar ningún cabezazo aunque el final es confuso y obliga a buscar en Internet explicaciones sobre los mensajes recibidos o los nombres de los vecinos del Sr. Harrigan y de su madre en el cementerio. Las películas de John Lee Hancock incluyen obras para la pantalla grande o para ver en plataformas. La mejor película suya, en mi opinión, es Saving Mr. Banks. Además El fundador también está muy bien o El novato que son películas muy especializadas, muy bien rodadas y muy entretenidas.
Más información | imdb
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