‘Deprisa, deprisa’ es el cine social de la transición española que retrató Carlos Saura

‘Deprisa, deprisa’ es el cine social de la transición española que retrató Carlos Saura

Berta Socuéllamos es Ángela y Jose Antonio Valdelomar es Pablo. Deprisa, deprisa son las palabras que suele pronunciar Pablo cada vez que terminan de hacer un atraco y tienen que escapar. En Deprisa, deprisa hay un conductor de vehículos, Meca, que está interpretado por Jesús Arias y que transmite estupendamente lo que se siente relacionándose con los automóviles, especialmente cuando los quema. También está Sebas, interpretado por José María Hervás Roldán, al que le cuesta aceptar en la pandilla de delincuentes a Ángela.

Deprisa, deprisa no es cine quinqui. Es cine social que, aprovechando el talento de Carlos Saura, muestra un período de España que estaba en transición. Las localizaciones de la película son estupendas y se masca la tierra de las calles y de los parques de Madrid que vivíamos de niños. También los vehículos, SEAT, que aparecen en la película con el 124 o el 131 lanzados a toda velocidad delante de los familiares blancos de la policía.

Cartel promocional de la película Deprisa, deprisa. Ella sólo protagonizó esta película, él, delincuente habitual, murió en 1992 después de elegir vivir rápidamente.

No hay complejos en la película y el uso de las armas está permitido y se muestra con toda su crudeza. Las balas, los disparos, las ráfagas de la policía con los subfusiles zeta son mostradas sin reparos y le dan a la película una sensación de documental en el que lo fácil era morir y si sobrevivías morías también. Y es que la droga ya empieza a hacer estragos aunque en Deprisa, deprisa no se muestra apenas. Ángela se resiste al consumo y deja que sean el resto de pandilleros los que utilicen la cartera para estirar las rayas.

Es Deprisa, deprisa una película compleja en la que Carlos Saura quería mostrar muchas cosas. Aparece la construcción desbocada, junto a las vías del tren que le sirven de cinturón, de viviendas ¡sin ascensor! para recoger la inmigración de la mano de obra que se necesitaba en Madrid en los años ochenta. También las ilusiones de los jóvenes que no habían visto el mar en su vida y que después de varias horas de coche descubren al amanecer.

Además se muestra una sociedad protegida por una policía violenta que no dejaba que los delincuentes se saltasen las normas y en la que también hay víctimas indefensas y metidas en el fuego cruzado. Los bancos son los objetivos de los atracadores y los vehículos de la clase media trabajadora también.

La música de Los Chunguitos, cuando eran tres, suena en la película en momentos muy bien elegidos para enfatizar la historia. Más abajo la escena en la que buscan el mar después de viajar en coche toda la noche, probablemente la forma más fácil de satisfacer un deseo. La vida de delincuente les pasará factura a todos y Ángela termina huyendo probablemente en busca de una vida más fácil y sin vivir deprisa, deprisa.

Sin cabezazos para un retrato social de Carlos Saura, con la producción de Elías Querejeta, que, con el paso del tiempo, queda como estupendo documental de la época aunque muy alejado del cine quinqui.

Más información | imdb

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