‘Demasiado viejo para morir joven’ el apabullante debut de Isabel Coixet

‘Demasiado viejo para morir joven’ el apabullante debut de Isabel Coixet

La película Demasiado viejo para morir joven se estrenó en 1989. Estábamos terminando la década de las hombreras y de consolidar el paso a la democracia en España. Estaban a punto de empezar los noventa de la gente guapa y el dinero fácil e Isabel Coixet estaba se asomaba a la década de los treinta. Sus ganas de hacer cine están muy claras en la película y en casi dos horas de película incluye mucho contenido. Quizá demasiado.

Y es que ése es el problema de los inicios de las personas artistas. Quieren apabullarnos con sus ideas, conocimientos, experiencias y ganas. Y no es necesario. El talento se nota en muchos planos de la película, muchos, y probablemente lo que ha ido haciendo la directora con el paso del tiempo es pulir y afinar su tremenda pasión por el cine.

La película está ambientada en la Barcelona que se acercaba a toda velocidad a los Juegos Olímpicos de 1992 y que la iba a cambiar para siempre, hasta la llegada del comunismo que la ha dejado hundida en el tiempo. Dos amigos mantienen su amistad y sus diferencias desde, un taxi, con el actor Emilio Laín que años antes nos hizo bailar con el Arriquitáun, y una vespa de mensajería con Gerardo Arenas, que tampoco se animó mucho en su carrera de actor.

Los dos se quieren y se respetan hasta que el taxista toma una decisión, que ejecuta, de forma drástica a bordo de un seat 1.500 pintado con los colores negro y amarillo. Isabel Coixet deja todas las historias que aparecen en la película totalmente cerradas. Triunfa el amor, triunfa el despecho, triunfa la venganza y triunfa la pasión.

La mejor escena de la película, y tiene varias, es en la que aparece Carmen Elías que demanda servicios nocturnos de bebidas alcohólicas, muy fuertes, a domicilio. Esas imágenes, muy de cine negro y de ambientación oscura, a Isabel Coixet le salen de maravilla y no descarto que las pensara mucho, mucho, mucho, antes de meterse a rodar. También tiene algunos travelling espectaculares con las calles de Barcelona como fondo o unos ventanales gigantescos con los dos protagonistas comentando sus diferencias en una sola toma. Parece que la película está doblada y aunque le resta frescura creo que el doblaje está muy bien realizado y aprovechado.

A Emma Suárez la saca muy bien aunque por la ropa, muy ochentera, y el peinado ha pasado mal el tiempo. Fernando Guillén hace un gran papel antes de morir aplastado por un monitor de la época, y en aquel momento no eran planos, eran de tubo de rayos catódicos grandes y pesados. Su mesa de cristal del despacho le da mucho juego a Isabel Coixet en múltiples escenas y la sabe aprovechar para ambientar los noventa de azules y metacrilatos.

Y por último la pasión por el cine que la directora no puede evitar y que tiene que sacar a pasear en su debut. Hay homenajes a Bette Davis y quizá tanto cine no sea necesario mostrar. Aunque es su primera película larga y puede hacer lo que le de la gana.

Me ha gustado la película de Isabel Coixet, es rápida, tiene ritmo, tiene historias que contar y tiene excelentes tomas exteriores, no da para ningún cabezazo. Se nota que Isabel Coixet es metódica, cuidadosa, atenta y con gran talento. Habrá que seguir contando la evolución y sus trabajos, más de cuarenta películas ya en su haber después de su debut.

Más información | imdb

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