Ava está interpretada por Jessica Chastain y su presentación es brillante. Se trata de una asesina letal que trabaja bajo las órdenes de alguien que decide quién vive y quién muere. El que manda en la organización es Colin Farrell, que es Simon, y que vive en una villa con su familia utilizando el teletrabajo para limpiar el mundo de personas poco respetables, o no.
El enlace en la organización es Duke con John Malkovich haciendo un papel ejemplar con brillantez y elegancia. No necesita hacer aspavientos para llenar la pantalla y convertirse en el perfecto enganche entre la mente y el brazo ejecutor. Hasta que todo se estropea y la ejecutora tiene que ser ejecutada y el enlace se convierte en un problema que se resuelve con una larga cadena y un lago para enterrar todo el pasado bajo el agua.
Ava es una película que podría ser redonda aunque le falta algo para serlo. Todos los personajes tienen buena caracterización y documentación. Ava en particular tiene una madre que la odia y que además se queja desde el hospital, está interpretada por Geena Davis y cuando la ves ahí tumbada sólo recuerdas cómo pasa el tiempo para todos. Su personaje es odioso aunque la reconciliación es posible.
Además Ava tiene un pasado con el novio de su hermana que al final se aprovecha en la película para presentar situaciones en las que Jessica Chastain luce su poderío físico orientado a la acción. Sin embargo todas esas propuestas no consiguen hacernos sentir que estamos viendo una película diferencial.
Sólo John Malkovich nos ofrece algo que nos apetece ver y descubrir más a fondo y la película no nos lo da. Hay otra película ahí, cómo nace la organización, por qué, cómo se recluta y se forma a Ava, por qué el personaje de Colin Farrell es un traidor, y mucho más.
El inicio de la película es espectacular y las operaciones de Ava no están nada mal. Son sorprendentes y están muy bien ejecutadas. Sin embargo la traición en el último trabajo que realiza hace que su papel cambie de perseguidora a perseguida y ahí la película se rompe y no va a ninguna parte. Hay riesgo de algún cabezazo en el final porque la historia se diluye rápidamente y Jessica Chastain no puede mantener el ritmo del inicio convirtiéndose en algo irrelevante.
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