‘Alcarrás’ o cuál es la mirada de cada miembro de la familia ante la tragedia

‘Alcarrás’ o cuál es la mirada de cada miembro de la familia ante la tragedia

Alcarrás se inicia como un documental aunque pronto empiezas a entender que lo que estás viendo es una mirada individual, porque el grupo no tiene unidad, ante una situación trágica. Y es que la familia va a perder unas tierras que nunca se escrituraron, más que de palabra, y los herederos no están por la labor de perder el poder.

También Alcarrás cuenta la vieja historia, que además se ambienta en un ambiente muy rural, entre los ricos y los pobres. Aquí el rico viste con sombrero de ala ancha, conduce coches de alta gama, cree a ciegas en el poder y en lo que ofrece y vive en una casa de lujo en el pueblo.

La ambientación de la película está muy conseguida. Se siente el barro de la tierra cuando el hijo no pone la templadera en el canal, los conejos corren por la noche escapando del foco para no ser cazados, los árboles frutales lucen hermosos y apetecibles, especialmente sus frutos, y la familia vive en una casa rural con escasas aunque funcionales comodidades.

Las imágenes ofrecen el ruido del verde y de la tierra en cada plano, una monotonía en el paisaje en el que la familia vive también de forma monótona. La luz en interiores es hermosa, cálida y familiar. El plano final desde las alturas es maravilloso y es el epílogo de una familia que vive feliz y que de repente se ve rodeada de placas solares, de excavadoras y que se asoman, muy significativa la imagen promocional, ante un vacío de vértigo.

Es el segundo largometraje de la directora Carla Simón que además de ofrecer una historia conmovedora, que ganó el León de oro en el Festival de Berlín de 2022, deja claro que hay mucho talento en la forma de contar las historias, en dónde meter la cámara y en cómo elegir las escenas que dan más sentido a la historia.

La familia tiene de todo, hijos, hijas, primos, primas. También hay un cuñado, tres hermanos, una tía y sobre todo un abuelo. El abuelo es el protagonista al principio de la película y sobre él se construye la tragedia. Los jóvenes amigos que apalabraban con un apretón de manos quedaron atrás y las nuevas generaciones, que ven cómo lo que han ayudado a construir se rompe en un momento, mientras otras se presentan voraces a recoger lo que es suyo.

Los niños tienen momentos muy divertidos y Carla Simón los retrata estupendamente. Los adolescentes, más él que la niña, se divierten bailiando, él practica el hakken aunque lo que quiere es evadirse de lo que le ofrece el padre, trabajo, sacrificio y una recompensa ridícula. La niña se cansa de ver que en la familia todos están peleados y empieza a sentir las hormonas, baila, se maquilla y quiere sentirse guapa con sus amigos.

Y luego están los mayores entre el que destaca es el padre trabajador, sacrificado, un poco rudo y profundamente dolido por la situación que le supera con creces y ante la que reacciona con violencia y temor.

Alcarrás te anima a seguir mirando mientras recibes verdad y realismo, mejor verla en versión original, con escenas costumbristas en las que parece que no pasa nada y que hacen avanzar la historia aunque en el final la emoción se queda a la discreción del espectador. No hay espacio para dar ningún cabezazo y la historia, a pesar de su tono documental, engancha. Le deseamos mucha suerte porque puede representar a España en la edición de los Premios Óscar de 2023.

Más información | imdb

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