A Jean Reno le apreciamos mucho en Elepés y Pelis. Ha hecho decenas de películas y todas nos resultan muy interesantes y algunas hasta divertidas. Es un actor todo terreno con una cara que lo mismo le sirve para ser malvado, que cariñoso o que comediante. En todo tipo de papeles se luce y actúa estupendamente.
En The doorman tiene que enfrentarse a la sargento del ejército, Ali, llena de recursos y que está interpretada por Ruby Rose. La actriz va cambiando su aspecto a lo largo de la película, ahora el pelo así, luego asá y luego de otra forma. En todas aparece atractiva aunque cuando se pone a repartir juego es cuando luce mucho más. El enfrentamiento directo con Jean Reno está obviado y lo que vemos es cómo Ruby Rose va liquidando a todos los malandrines que se cruzan en su camino. La película está dirigida por Ryûhei Kitamura que imprime ritmo, buenas coreografías de lucha y excelente planificación porque hasta el final no hay tregua.

A Ali, Ruby Rose, le persigue su pasado. Tuvo una emboscada, que no sabes ni por qué ni para qué, aunque sirve para presentar al personaje, una sargento concienzuda, preparada y nunca dispuesta a rendirse. Así que si su pasado le persigue, sus activos los mantiene intactos.
Y aunque decide hacerse portero de un edificio, The Carrington, cuando los edificios se convierten en protagonistas es divertido, lo cierto es que ante la necesidad Ali se crece y se convierte en un personaje temible y desafiante. Hay muchas pérdidas en el camino aunque el núcleo se mantiene intacto.
Sí es triste el final de Jean Reno que surge como del frío, el que había en Berlín hace treinta años con los comunistas, y que viene a robar un cuadro de un vecino del edificio. El vecino no es lo que parece ¡cuánto corrupto y fraudulento hay ahí fuera!, y es un ladrón de guante blanco que guarda lo que no debería guardar. Y Jean Reno, que es más listo y más profesional que todos los violentos que ha contratado, sabe lo que tiene que hacer para conseguir el botín.

Parece que quieren comparar la película con Die Hard (la jungla de cristal) y aunque es cierto que hay un malo malísimo, Jean Reno, un edificio protagonista y muchos malandrines a los que cortocircuitar, literalmente, no es tan poderosa como la que interpretó Bruce Willis cuando vivíamos felices en los años ochenta. No está mal y tiene un pase continuado sin dar ningún cabezazo.
Todos los personajes están bien construidos aunque el más tierno y entrañable es el tío Pat. Las escenas de acción del comienzo son vibrantes y espectaculares para servir el trauma de Ali. Y Jean Reno nos seduce hablando en inglés, en francés y en lo que le echen. Se mantiene impecable durante toda la película y sabe mucho más de lo que se puede ver. Es un malo como para hacerle una buena saga.
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