En ‘Voy a pasármelo bien’ los niños saben cómo mantener el amor y la inocencia en el tiempo

En ‘Voy a pasármelo bien’ los niños saben cómo mantener el amor y la inocencia en el tiempo

El año 2021 la película El cover nos presentaba un Benidorm en el que el verano es eterno y sus protagonistas vivían un amor juvenil permanente. Su vida era dura porque siempre hacían covers y además porque interpretaban canciones en terrazas ante jubilados de cualquier parte del mundo. Es un musical y hay una competición coral que es una escena estupenda que pasará a la historia del cine español. En Voy a pasármelo bien, otro musical, también hay amor, aunque esta vez es más infantil, y sobre todo una pasión que se mantiene muy viva a lo largo del tiempo.

Voy a pasármelo bien ofrece, con la excusa de las canciones de Hombres G, una histora de amor adolescente, los doce años en los ochenta no son los de ahora, que se mantiene muy viva en el tiempo y en la distancia entre sus dos protagonistas. Además hay una pandilla de amigos que sobreviven al acoso escolar, que siempre ha habido y lamentablemente habrá, y que, cuando crecen se convierten en una buena pandilla. La ciudad de Valladolid da juego con sus plazas, sus avenidas, con el río Pisuerga y con el estadio de José Zorrilla, recién construido para el Mundial’82 de Naranjito.

Cartel promocional de Voy a pasármelo bien con las caras de los protagonistas

Los niños son los que bailan, los mayores cantan un poco de karaoke y poco más. Son los niños los que se llevan la coreografía, sorprendente el arranque de la película, y los que viven, porque las viven, las canciones de Hombres G. No sé si sería porque, como se puede ver en el final, los niños conocieron al grupo o qué, la cuestión es que los niños se integran estupendamente con las canciones, las coreografías y las aventuras que viven.

Es cierto que los momentos de los adolescentes tienen muchas conexiones con las películas infantiles que veíamos en los años ochenta, las de Enrique y Ana, de Parchís o de los protagonistas de Verano azul. Los niños lo hacen estupendamente y son rápidos y dinámicos. Se nota, por los agradecimientos, que trabajaron mucho con ellos y están frescos y sinceros. Rodrigo Gibaja, el Luis pequeño, se lo pasa estupendamente con sus rimas de la época y con su amor, sin freno, por Almudena.

Y luego la historia de amor, la que empiezan siendo niños y la que siguen impulsando en el tiempo y en el espacio. Están estupendos Raúl Arévalo y Karla Souza, y su amor se mantiene vigente, un poco al estilo Notting Hill, hay librería y todo, y directora de fama mundial ¡con premio en la Seminci de Valladolid!, en vez de actriz. Los actores disfrutan paseando y recorriendo Valladolid y los encuentros corales son muy divertidos y amenos.

Cartel promocional de Voy a pasármelo bien con los iconos de la época: chapas, walkman y cazadora vaquera.

En la película aparece Secundino de la Rosa, es uno de los niños que ha crecido y que se ha convertido en otra cosa. Secundino es el director de El cover y comparte con Voy a pasármelo bien ser una película alegre, divertida y que anima a vivir con ilusión. Secundino y David Serrano, el director de Voy a pasámelo bien, se conocen de sobra y seguro que en alguna charla compartieron ideas para hacer una película tan fresca y simpática. En casa la hemos visto en Amazon Prime Video y no hemos dado ningún cabezazo.

Más información | imdb

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