‘El exorcista del Papa’ con la mirada desafiante y apabullante de Russell Crowe al demonio

‘El exorcista del Papa’ con la mirada desafiante y apabullante de Russell Crowe al demonio

Russell Crowe se pasa toda la película mirando desafiante al demonio. Un demonio, al parecer capaz de generar la Inquisición ¡toma ya! en la España medieval, vuelve a enredar, quinientos años después, a un niño americano. El niño vino a vivir a España acompañado por su madre y su hermana después de la muerte del padre y se van a alojar en una abadía. Todos los ingredientes son atractivos para generar una historia de exorcismo que, podría ser, la primera de una larga serie.

No me gustan las películas de terror y ésta me animé a verla porque la recreación del padre Amorth por Russell Crowe parecía apetecible y no decepciona. El actor se lo pasa bomba haciéndoles cucú a las monjas cuando va con su vespa por el Vaticano en Roma, también sacando su petaca de los sayones que le cubren y sobre todo contestando y replicando como un alma libre a todo el que se cruza en su camino. La desconfianza es máxima en un exorcista que no se termina nunca de creer lo que ve. Aunque aquí el demonio es potente y se enfrenta con todo lo que puede al padre Amorth.

El demonio acecha siempre y al pobre niño lo capta con facilidad. Las obras en la abadía le dejan escapar de su encierro desde centenares de años y a partir de ahí todo se vuelve complicado para el padre Amorth que tendrá que aplicarse para realizar el exorcismo.

En la batalla le acompaña un joven padre que fue pecador en su juventud. Y, como el padre Amorth, que también tiene penitencias y cargos que le vienen del pasado, son las palancas que utiliza el demonio para amedrentarles y conseguir hacer el mal a su alrededor.

La batalla final es épica y el bien triunfa sobre el mal. Aunque los dos padres tienen que poner todo su empeño en destruir al demonio. Además, en el final de la película, la apertura de lo que podrían ser muchas aventuras con Russell Crowe como protagonista luciendo sayones.

Es un tipo de exorcismo hecho para el cine muy sencillo de digerir, con mucho foco en el entretenimiento para todos los públicos y con historias atractivas y fáciles de entender. Hay efectos especiales bien montados y a Russel Crowe le menten el demonio dentro, literalmente, y le hacen volar y hacer cabriolas. Las escenas del subterráneo de la abadía con más de quinientos años de antigüedad son más propias de Indiana Jones que de un exorcismo aunque encajan bien en la aventura.

No se dan cabezazos en El exorcista del Papa aunque se entiende rápidamente que estás viendo un producto de entretenimiento fácil de digerir y de olvidar. Esperamos que haya dos o tres películas más ¡o una serie quizás! y podamos ver al Papa Juan Pablo II peleando ¡y mira que peleó! escoltado por el padre Amorh, contra todos los demonios de la cristiandad.

Más información | imdb

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