En el año 1995 se estrenó en España la película ‘El día de la bestia’. Era su segundo largometraje después de ‘Acción mutante’ y de su cortometraje, que le hizo famoso entre los adolescentes y más de mi generación, ‘Mirindas asesinas’. En el año 1995 no había Internet como la conocemos ahora y los directores de cine tenían que buscar recursos para construir y armar películas con todos los detalles posibles.
En ‘El día de la bestia’ Álex de la Iglesia construyó una película con todos los ingredientes para convertirla en un clásico del horror, del misterio, de la comedia y de cómo es la realidad en directo. Y es que en 1995 la telerrealidad se abría camino con una fuerza tal que ni las redes sociales, que llegaron en el milenio, han podido parar.
Álex de la Iglesia se adelantó, y se quedó corto, a lo que son las televisiones privadas (!) en la actualidad aunque en esta película el protagonista, Cavan, es un personaje fantástico porque es un antihéroe televisivo.
No sólo Cavan es un gran personaje, también Santiago Segura como José María ¡qué nombre más genial! fan del heavy metal además de muy tierno y cariñoso. Y un cura, ¡se llama cura!, que hace el mal (!) vestido con una sotana que se va abriendo conforme avanza la película.
La ambientación de la película es magnífica, por ejemplo, los personajes siguen haciendo su vida aunque les sangre la cara o les hayan disparado en la oreja. Esa forma de enriquecer al personaje es fantástica y seguramente que viene del cómic donde la tinta lo aguanta todo y el paso a la pantalla requiere visión y mucha planificación.
Sin duda creo que la mejor escena de la película, vista ahora veinticinco años después, es la de la pelea (?) entre Terele Pávez, la administradora de la pensión Rosario y madre de José María, y el cura. Además de la escena de la ventana, que es de cómic de los años noventa, la persecución de las escaleras es otro ejercicio en el que se nota la pasión de Álex de la Iglesia por el cine ¡viva Hitchcock! y el cómic.
Alex de la Iglesia tiene un talento excepcional y en esta película se manifiesta en todo su esplendor. Es alguien que demuestra que tenía ‘El día de la bestia’ en la cabeza y que lo que hizo fue sólo dejarla fluir después de tantos años rondando por notas, apuntes e imágenes visualizadas. Las interpretaciones son magníficas y el ritmo es altísimo para hacer que la película fluya a toda velocidad.
Los efectos especiales cumplen para lo que querían. Se nota mucho la influencia del cómic y le sienta fenomenal. La imagen del cura en la ventana es magnífica aunque el camino por el cartel de Schweppes es lo que se hizo más icónico. También esa cabra, ¡de cuando veíamos cabras subiendo escaleras en las calles de Madrid!, cuando se pone de pie es otro momento tremendo de la película.
Del cine de Álex de la Iglesia salieron muchos amiguetes y también algunos salieron del todo. La aportación de Álex al cine es muy grande y le deseamos que siga haciendo muchas películas en las que prime lo que él quiera hacer. Le he visto muchas veces por Madrid y es muy familiar y seguro que accesible aunque nunca le digo nada.
Álex de la Iglesia tiene esa visión del cine como industria del entretenimiento, del enlace que existe entre el cómic y las películas y de la importancia de ser friki. Es nuestro Kevin Smith o nuestro Guillermo del Toro aunque él es mucho más y siempre mucho mejor centrado en el entretenimiento.
Armando De Razza, excelente como Cavan, y Álex Angulo terminan la película paseando por el Parque del Retiro de Madrid ¡qué bien sale Madrid en el cine!, con una cámara que asciende, como había ascendido antes por la calle Preciados, y mientras ellos se alejan paseando sabiendo lo que han conseguido ¡los superhéroes!, los espectadores nos quedamos con la estatua del Ángel Caído en el Parque de El Retiro de Madrid. A 666 metros de altura sobre el nivel del mar y la única estatua del mundo dedicada al demonio, a la bestia.
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