‘El crack cero’ es cine negro con ambiente del Madrid de la transición

‘El crack cero’ es cine negro con ambiente del Madrid de la transición

En el Madrid de la transición, a mediados de los años setenta, y por la Gran Vía pasaban los coches a todas horas. Carriles y espacios en los que los coches tenían mucha prioridad y un ambiente de fiesta y diversión en una Gran Vía en la que primaban los cines para que los espectadores se divirtieran. En ese contexto José Luis Garci, que enriquece la película con imágenes tomadas de aquella época, nos muestra qué hace Germán Areta y cómo quiere marcar su territorio como detective privado, con secretaria ¡eficientísima! y confidente, moro, para moverse por los bajos fondos.

A Germán Areta le conocemos por el personaje que construyó Alfredo Landa en los dos cracks, previos en el tiempo y a la vez posteriores al cero. Germán Areta es un tipo duro, con pocos amigos, directo, íntegro, generoso y cariñoso con los que le preocupan. La contribución de Carlos Santos a Areta es la de continuar y anticipar lo que luego, viniendo del pasado, será el Areta de Alfredo Landa.

José Luis Garci, Miguel Ángel Muñoz y Carlos Santos en un momento del rodaje El crack cero (2019). Los actores están excelentes sin excepción. El blanco y negro es bonito aunque parece rodado en color y pasado a blanco y negro perdiendo las luces, las sombras y los relieves que ofrece este tipo de película

En El Crack Cero suena la música, la misma que la de los años ochenta, aunque ahora está cedida por los herederos. Y se integra estupendamente.

Para José Luis Garci el cine se construye sobre el guion y esta película no es una excepción de la regla. Aquí lo comparte con Javier Muñoz. Decenas de anécdotas leídas o escuchadas en sus libros, en sus columnas o en sus intervenciones en la radio sirven como soporte para hacer que la historia avance entre decorados teatrales con un número muy limitado de actores probablemente porque Garci nunca fue de grupos sino de distancias cortas

Y mucho alcohol, los cócteles, una especialidad de Alfredo Landa con el Dry Martini, salpican la película y ofrecen diálogos ya oídos aunque nos gusta escucharlos. Y el tabaco, Areta no para de fumar y enriquece su personaje con una forma de coger el cigarrillo que sabemos que ya hemos visto.

Además hay fútbol, boxeo, LPs y peluquero. ¡Lo bien que quedan los peluqueros en el cine! Y Luis Varela es un Rocky estupendo al que veremos en el futuro hablando de boxeo en el Madison Square Garden de Nueva York. Y todos sabemos que estuvo allí.

Una de las escenas con más actores son las partidas de mus en las que aparecen cuatro jugadores y en las que se recrea y disfruta. Las más habituales son las de dos, con el detective Germán Areta dándole la réplica, siempre mejor con una mujer, y también las hay de tres, en las que el Moro se lo pasa estupendamente con el amo ‘¡no me llames amo! ¡De acuerdo amo!’

Y también hay escenas en las que Germán Areta está solo y aunque no habla el trabajo de guion es muy sólido y está muy presente con decenas de detalles. Se nota que Garci las trabaja en la soledad del hogar, en los trayectos en taxi por Madrid, en su reflexión mientras pasea, en las tertulias de la radio que le sugieren nuevos ambientes, echando de menos a la gente con la que compartió muchas vidas y ante la máquina de escribir ‘tac-tac-tac’. Un artefacto que todavía utiliza José Luis Garci para crear atmósferas llenas de humo y sombras en las que se esconden los malos.

La historia avanza entre esos episodios menores: la bebida, el amor, la amistad, el tabaco, la chulería, el desafío… para llegar a una conclusión final que sirve para darle contenido y sentido a toda la película más allá de que sea una pieza teatral de trabajo con estupendos actores.

La película está dedicada a James M. Cain que es conocido por sus novelas negras de ambiente sórdido. James M. Cain escribió ‘Double Indemnity’ que se ha llevado al cine en múltiples ocasiones. Una de las mejores es ‘Perdición’, de Billy Wilder en 1944 aunque la versión de ‘Fuego en el cuerpo’ o ‘Luna de porcelana’ son también magníficas. También de James M. Cain es ‘El cartero siempre llama dos veces’ que tiene varias versiones en el cine. 

Estos días que se podía disfrutar de El crack cero en Amazon Prime Video no lo dudamos en casa y lo pasamos muy bien viéndola de nuevo. Es importante conocer a José Luis Garci y el legado que nos deja. Los cracks ha ofrecido cine negro con una ambientación muy de Madrid y de momentos de transición en una España que siempre parece estar en el cambio.

Imagen | imdb

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