Burt Reynolds venía de hacer Interferencias y seguía completando una década, la de los ochenta, con papeles en los que todavía se mantenía atractivo, rápido y estupendo actor. Burt Reynolds es uno de los grandes actores de Hollywood aunque no sé por qué no ha llegado a ser una estrella total como otros que ganaron el Oscar.
En Interferencias hace un papel muy divertido, el de Cary Grant de Luna nueva con Kathleen Turner haciendo de Hildy Johnson, y aquí trabaja con Theresa Russell a quien siempre recordaré por la película de La viuda negra. Y es que esta película de La viuda negra la recuerdo por un programa doble dedicado al cine negro de los años ochenta y que pude ver en aquellos años. Era La viuda negra y Fuego en el cuerpo. Dos grandes películas que en mi cabeza se han convertido en leyenda y que no sé si volveré a ver en el futuro.
La película empieza muy fuerte. Enseguida se desarrolla la historia, los personajes y la trama va avanzando hasta que llega un momento en el que las mentiras y el engaño generan tanta confusión que parece que Burt Reynolds tendrá que ir a la cárcel. Porque no parece que a los guionistas se les diera opción para realizar una segunda parte de la película potente o porque se les acabó el presupuesto. El final es muy lamentable además de confuso. Y todo el trabajo de los actores se desparrama en el desenlace final.
Burt Reynolds está estupendo como un policía con dificultades para mantener el orden y la ley en si mismo así que siempre se mete en líos. A Theresa Russell le ofrecieron un papel muy fuerte ¡el empoderamiento! de una mujer abogada de un bufete importante que además atiende de oficio. Y la relación entre el policía y la abogada pues crece y florece aunque para entonces la película se ha convertido en un despropósito.
Hay secundarios estupendos en la película. Uno es el novio de Theresa Russell, interpretado por Ted McGinley, que es un personaje muy divertido y que sirve para hacer avanzar la película. Al principio es un yuppie salido de American Psycho y termina convertido en un personaje patético.
El otro es el que interpreta Ned Beatty como fiscal y que le sirve al actor para lucirse. Para mi generación Ned Beatty siempre será Otis, el ayudante destartalado y torpón del primer Supermán grande, el de Christopher Reeve. Además también será el actor de la violación en Deliverance donde compartía papel con Burt Reynolds. El fiscal sirve para ir alimentando la película en sus inicios aunque al final el papel se difumina, especialmente cuando, delante del juez, es humillado por él por querer ridiculizar al policía que formó parte del ejército americano y sabe utilizar técnicas propias de un soldado.
Contra toda ley es una película que no opta al cabezazo salvo al final en el que nos vuelven locos a los espectadores y nos saca de la película. Sin embargo vale la pena porque Burt Reynolds y Theresa Russell están estupendos y tienen química aunque la actriz tiene carisma para compartir papel con cualquiera. Además cuando Theresa Russell se suelta el pelo ¡el pelo ochentero! los planos son diferenciales. Los secundarios también están magníficos y la violencia y fuerza física de Burt Reynolds, que también luce en camiseta de tirantes, le sienta muy bien. La película está dirigida por Michael Crichton que después haría muchas películas de éxito.
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