‘Cold mountain’ cuando en Miramax hacían superproducciones con actores triunfadores

‘Cold mountain’ cuando en Miramax hacían superproducciones con actores triunfadores

Después de ver El talento de Mr. Ripley, la película, me quedé con ganas de ver más películas de Anthony Minghella y así me acerqué a ver Cold Mountain. Se trata de una superproducción de Miramax en las que aparecía el productor innombrable aunque en esta película están todos los actores que han ido triunfando a lo largo del siglo XXI. Y sin lamentos.

No hay ningún actor que destaque. Quizá Natalie Portman, con un papel diminuto, que retrata estupendamente la miseria de la guerra y lo difícil que es mantenerse con vida, además con un niño, sola e indefensa ante los vencedores o perdedores, qué más da. Menos mal que Jude Law, en un papel un poco sosete que lleva con dignidad aunque lo que más luce es que lo hace bien en todas sus apariciones y representa bien el miedo, la soledad, la camaradería y el amor. Y está dispuesto a hacerle un favorcito al personaje de Natalie Portman.

La película parece hecha por un algoritmo, que no descarto que ya en aquella época lo hubiera. Seguro que el productor innombrable ya sabía que era lo que funcionaba en las salas de cine y lo que no ¡cuando se iba al cine! Estaba todo a punto de saltar por los aires, los mismos que querían mejorar probablemente sentaron las bases para que triunfaran años después las plataformas. O quizá las crearon ellos. Vete a saber.

En la película hay muchas referencias y si todos las buscamos las podremos relacionar con una o más películas. Veo cosas de Único testigo, de Lo que el viento se llevó y hasta de El jinete pálido o Shane como más claras. Aunque seguro que hay muchas más. Todo bien mezclado y aderezado y al final aparece un cóctel un poco pesado, indigesto y sobre todo tristísimo. Toda la película separados y cuando están juntos, la tragedia total.

También creo que el director debió aguantar mucho durante el rodaje. Me imagino a los productores visitando los espacios de rodaje y proponiendo cosas. Por qué la actriz hace así, no debería hacer asá. Por qué este actor es el elegido. Por qué este actor no sabe actuar, ¿quién lo eligió? Por qué no cambiamos el guión un poco por aquí… Y supongo que rodar así tiene que ser un rollazo. Sí, mucho dinero aunque también mucho entrometimiento, me encaja más que sea éste el motivo por el que cayó el innombrable, por pesado, metomentodo y cansino para conseguir hacer una película triunfadora. Que por otro lado me parece bien porque es el que arriesga la inversión.

¡Hasta salen cantantes en la película! Debía estar ya vigente la relación entre música y películas y ya se hablaría de la transversalidad. Aquí sale Jack White, que además canta. Hace unos dúos muy divertidos con el personaje de Brendan Gleeson, un pendenciero y vividor total que es difícil de matar.

Y está Nicole Kidman que va viendo cómo todo lo que pasa a su alrededor se crea y se destruye a una velocidad pasmosa. Primero su padre, luego la ruina con su casa en la guerra y vendiendo sus ahorros ¡y el piano!, toda la vida esperando a su amor y cuando lo encuentra la tragedia. La escena del encuentro es tremendamente romántica aunque se le podría haber dado más fuerza. Son dos cuerpos en la inmensidad blanca de la nieve. El regreso a Cold Mountain.

No se da ningún cabezazo porque es muy divertido ver la película tantos años después viendo pasar a actores que, no cabe duda, han triunfado en sus carreras. Tristemente hemos perdido a Philip Seymour Hoffman que aquí hace un papel estupendo de mujeriego y traidor que al final acabará muy mal. Y tenemos a dos malísimos que aterrorizan con sus apariciones, unos es Ray Winstone que tiene un personaje fascinante escoltado por un terrorífico Charlie Hunnam como un inquietante albino que, al final, nos dejará un poco fríos después del duelo a caballo. También es divertido ver a Renée Zellweger interpretando a una pueblerina sufridora y penitente que no dudará en mancharse las manos y en conseguir que el personaje de Nicole Kidman se las manche también.

Bueno, no. Porque en el plano corto las manos de Renée Zellweger están llenas de luto y las de Nicole Kidman están como recién salidas de un trabajo artesanal de manicura.

Más información | imdb

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