‘Los ochenta pertenecen a Prince‘ decía David Bowie y aunque con el tiempo entendí que era verdad mientras los vivía me gustaba todo el estilo americano que nos venía en aquellos años. La estética, la familia, los amigos, el estilo de vida, la música, las casas ¡enormes! y los coches ¡gigantescos! Hubo mucho cine que nos llegaba a España a través de la pantalla grande, las series a través de la televisión y el que tenía reproductor de vídeo, pues con el alquiler, el videoclub. En una de aquellas sesiones de adolescentes compartidas me perdí el visionado de esta película. Quería verla porque me llamaba la atención la canción de Debarge que ilustraba la película además de la compañía en la que íbamos a disfrutarla. Debía ser un verano de 1985 o 1986 y me la perdí.
Millones de años después, porque lo que vivimos en el planeta es un cambio de época alucinante, creo que no estábamos muy equivocados disfrutando de aquellas películas absolutamente locas, con violencia de pegote, con malos y buenos, con amantes jóvenes descubriendo el amor y con muchas canciones para ilustrar la historia. Además la película estaba producida por Berry Gordy, de la Motown, y aunque la película tuvo su tirón no me parece que las películas de la Motown sean referencia de nada. En esta película, con ideas paralelas a Karate Kid, aparecen personajes muy divertidos aunque el momento cumbre es alcanzar el deseo del protagonista, ser un maestro del kung fu, y para eso la clave es brillar. Y vaya si brilla.
La mezcla de música disco y artes marciales sería vista ahora como un storytelling de éstos para unir a los fanáticos del gimnasio con las fanáticas de la música en la discoteca. Y seguro que irían al cine a verla y todos disfrutarían, no simultáneamente aunque sí se lo pasarían muy bien.
El tirón femenino lo tiene la protagonista Vanity que a España supongo que llegaría con cuentagotas a pesar de ser de la Motown. Era una mocatriz: modelo, cantante y actriz y sobre todo era la novia de Prince ¡siempre Prince! y con su grupo Vanity 6 hizo el onehitwonder Nasty girl que tenía toda la producción, arreglos y composición de Prince, claro. Su aspecto es totalmente ochentero con unos pelos gigantescos y densos que sirven para realizar peinados muy locos y divertidos y un vestuario que no dejaba casi nada a la imaginación. A Vanity la fama no le sentó muy bien y en 2016 murió después de una vida destrozada por las drogas. Prince también murió ese año.
El guión es potente. En el barrion de Harlem, en Nueva York, aparece Leroy, un aspirante a maestro de kung-fu al que su mentor le había pedido buscar otras referencias. Es un Señor Miyagi un tanto atípico porque parece que está harto de las ganas de aprender de Leroy, interpretado por Taimak, y le toma el pelo.
El alumno entiende tarde la broma del maestro y para entonces se ha ganado unos cuantos enemigos y ha conocido el amor. Así que tendrá que resolver sus dudas y temores hasta conseguir brillar contra los malos, es magnífico el malo Sho’nuff, creo que en español le llamaban Sambo. La pelea final parece que nos la van a robar y de repente se ponen todos a brillar con rayos y centellas adicionales que nos debía encantar ver en el cine. El malo pierde, ¡sale volando a un pilón! y el amor triunfa.
Para los fanáticos de las artes marciales, que en aquella época ya había gimnasios de culturismo y de karate, judo, kung fu y hasta de aikido, la película también tenía contenido. Aparecen escenas de películas de Bruce Lee, el vestuario divertido de los malos liderados por Sho’nuff y el combate final con las auras paa descubrir ¿Quién es el maestro? que ilustraba el cartel de la película.
La película se disfruta con una sonrisa tantos años después. Hay otro malo, una especie de productor de televisión que quiere sacar en el programa de Vanity a su cantante tutelada. La cantante, interpretada por Faith Prince, hace vídeos horrorosos y tiene un estilo y vestuario que parece una Madonna de saldillo. Consiguen hacer avanzar la historia porque el enfrentamiento con Sho’nuff tenía poco recorrido, sólo la escena de la pizzería es un poco atípica aunque no suficiente y sólo puede haber un enfrentamiento final. No hay cabezazo posible porque hay que ver y disfrutar de los años 80, de lo libres que éramos y como se suele decir, de la felicidad que teníamos.
Más abajo está el vídeo de DeBarge con la canción que me encantaba. Afortunadamente la vida es evolución y progresión y los gustos musicales también se pueden cambiar.
Más información | imdb
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