Buckminster Fuller es el inspirador de la película The house of tomorrow. Es una película que sorprende profundamente porque cuenta varias historias de forma simultánea aunque hay una que triunfa por encima de todas. Y es la amistad que crece entre los personajes interpretados por Asa Butterfield, que parece que se quedará en niño prodigio, y Alex Wolff, que parece que será un excelente actor.
Además hay otras tramas que, aunque son secundarias, tienen a actores excelentes. El mejor es Nick Offerman que interpreta al padre del adolescente Jared, recreado por Alex Wolff. El joven tiene problemas con el corazón trasplantado aunque su realidad es la de un adolescente que quiere encontrar su camino. Aquí el motor es el punk aunque el adolescente Sebastian, interpretado por Asa es un joven apocado dominado por la educación de su abuela, la viuda de Buckminster, interpretada por Ellen Burstyn.

En los años ochenta Mecano cantaba en España perdido en mi habitación. Aquí los dos jóvenes están muy perdidos. Sebastian porque vive en una burbuja, no sólo en la casa, sino en las relaciones con los demás. La primera vez que ve a una chica cerca tiene una erección y ella lo nota. Es una escena muy forzada aunque sirve para presentar a la que es la hermana de Jared, Meredith, que, después, se convertirá en la novia de Sebastian o éso se intuye viendo la película que presenta, más que nada, fogonazos de la vida de los protagonistas.
La película dura muy poco tiempo. Se pasa volando y el final es muy emocionante porque, a pesar de todas las tonterías que hacen los adolescentes, al final encuentran su camino, consiguen el reconocimiento, se divierten, son auténticos y viven la vida con alegría y pasión. Y el padre reconoce su error y disfruta viendo a su hijo convirtiéndose en el héroe de su canción.

La película está adaptada y dirigida por Peter Livolsi que lo hace estupendamente. Deja la película tan pelada que lo único en lo que te tienes que centrar es en cómo dos adolescentes, sin nada en común, de repente se alían, se complementan, se fusionan, se defienden, se admiran y se lanzan a conseguir el éxito y el reconocimiento. Voy a salir como Iggy, dice Jared quedándose sin camiseta antes de ponerse a tocar delante del público. Guitarra, bajo y batería, la base del rock and roll, que aquí se convierte en punk urbano y social. Las escenas finales son de enorme emoción después de la pesadilla que, para Jared, es su corazón y para Sebastian, sus peleas con el mundo, con la abuela y con la rebeldía que consigue expresar más allá de las cúpulas de Buckminster.

Asa Butterfield y Alex Wolff, mucho mejor el segundo, consiguen química con sus personajes. Sebastian sigue en el bajo los guitarrazos y las composiciones, profundamente intensas y rebeldes, de Jared. Son amigos a la fuerza, sin nada en común, sólo la rebeldía adolescente que consiguen canalizar y desarrollar a través de la música y el punk ¡en la cúpula! ante un público atónito y con una Meredith impresionada del cambio de Sebastian que abre la puerta/cúpula de par en par para liberarse y desarrollarse.
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