Me ha gustado mucho la película Lee Miller: Retratos de guerra protagonizada por Kate Winslet que recupera algunos de los años de la vida de esta mujer, totalmente adelantada a su tiempo y que todavía nos lleva mucha ventaja. Se puede ver a Elizabeth ‘Lee’ Miller al principio de la película, es una profesional de la moda que comparte inquietudes y protagonismo con Man Ray, es modelo, artista y se divierte con sus amigos en los locos años 20. Ella nació en 1907, como mi abuelo, y pudo disfrutar, desde una posición cómoda, de una vida artística viajando y viviendo experiencias diferencialesa edades tempranas.
Sin embargo, después de que se enamora, se va a Londres y mientras su novio se dedica a disfrazar objetivos militares y civiles para evitar ser bombardeados, ella trabaja para la revista Vogue, edición Londres, manteniendo el ambiente artístico aunque aquí lo comercial va arrasando entre la creciente clase media. Y entonces llegó la Segunda Guerra Mundial.

Y así Lee Miller se convierte en fotoperiodista, a las órdenes de Vogue, y comparte experiencias con otro fotógrafo y reportero de Life, americano, por tierras europeas. Y los dos, a pesar de las resistencias del ejército británico ¡tienen que ser los americanos los que se pliegan a sus exigencias! acompañan al ejército aliado que no para de reconquistar terreno en Francia y Alemania. Y Lee y su colega americano viven angustiados y acongojados ante lo que van viendo.
Son las miserias de la guerra a la que, además, fotografían con respeto y cuidado. Son testigos de una época que, gracias a su trabajo ahora podemos ver y entender aunque nunca llegaremos a descubrir las emociones que sintieron haciendo ese trabajo.

Hay varios momentos de extrema dureza de la guerra. El frente aliado recién avanzado que no para de recibir soldados heridos entre los que, uno de ellos, le implora a Lee que le fotografíe. El campo de concentración ¿¡dónde va la gente que desaparece!? se preguntaba Lee Miller, y ni ella era capaz de soportar la respuesta. Y la casa de Hitler en la que se cuela con el colega de Life y deciden hacer una fotografía icónica con ella como modelo ¡que no se me vean los pechos! y con una ambientación extraordinaria. Es una gran imagen, retrato de una época horrible y con un sentido que, viéndola hoy, todavía estremece.

Lee Miller se reencuentra con sus colegas artistas de juventud durante la guerra. Y ya nada es igual. El dolor de las amigas, la situación crítica de sus países, el miedo que les deja sin vivir, la pérdida de aquello que fueron y sobre todo, como decía Will Munny en Unforgiven, de lo que pudieron llegar a ser. Incluso sobrevivir es una tortura y la interpretación de Marion Cotillard mostrando las grandes y graves heridas de la guerra en el personal civil es impactante.
Me ha gustado mucho Lee Miller, y Kate Winslet interpretándola me ha fascinado. La conversación con su hijo, que se descubre al final de la película, es muy interesante para seguir la película, la vida de la mujer y su trabajo como reportera. Una vida dedicada a ser feliz, a vivir la vida, a disfrutar de la amistad, a compartir el amor sin desenfreno aunque el trabajo más destacado fue su capacidad para superarse como fotoperiodista, enfrentarse a la situación con determinación y conseguir unas imágenes que la reafirman como una de las grandes mujeres del siglo XX. Qué gran mujer Lee Miller y qué gran periodista que mejoró hasta su capacidad narrativa con la escritura para asegurar que su mensaje llegase con claridad y contundencia. Tantos años después se puede decir que lo consiguió con creces.
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