El día 10 de octubre de 2025 Gregory Porter actuó en el Teatro Real de Madrid. Ya le habíamos visto en Londres este año y aunque esperaba que hubiera alguna modificación el concierto, que forma parte de una gira mundial ¡ahora se iba a Australia! sólo cambió en que hubo más canciones participando con los músicos derrochando magia, calidad y brillantez de su voz. Y que el concierto duró un poco más, al final el bis incluyó la canción Quizás, Quizás, Quizás, en perfecto español y con los músicos arropándole, que, ¡cómo arropan!
Gregory Porter vistió de nuevo un traje claro y con el swing que mostraba en el escenario, que también se veía un tanto desangelado desde las alturas, dominaba la escena y se manejaba con extraordinaria soltura. El público español es más emotivo que el británico y aquí no hacía falta pedir mucho para que la audiencia nos entregáramos con palmas, dando rienda suelta a los músicos o dejando que el bajista se marcase su solo acompañado por Gregory Porter que iba cantando lo que le apetecía. De nuevo me quedé con ganas de que se soltase en el Superstition con la Motown como referencia, por la que creo que el bajista pasa alguna vez. Aquí había una persona en el público que emitía sonidos agudos y continuos y Gregory Porter le cedió protagonismo un par de veces. No había coro y todo el peso de la actuación recayó en su voz.

La canción que sirvió para cerrar la actuación, que también era muy boomer aunque estaba encantado con muchas de las canciones de Gregory Porter, fue Quizás, Quizás, Quizás. Participó con toda la orquesta y la estiró lo suficiente en el bis dejando que el concierto se alargara diez o quince minutos más que en Londres.


Presentó dos veces a los músicos de la banda aunque no conseguí entender ninguno de los nombres. Más abajo están los detalles y todos son estupendos profesionales. No hay ninguno para destacar: piano, batería, bajista, saxofonista, trompetista, trombonista y teclista se coordinaban y se cedían el paso para sostener la voz maravillosa de Gregory Porter. Quizá el saxofonista tiene más protagonismo aunque cada uno tenía su momento. Y todos estuvieron estupendos. Espero que se lo pasasen bien por Madrid si estuvieron un par de noches de visita y disfrute.


La playlist, que fui apuntando en la oscuridad, creo que fue la siguiente:
- Holding on
- On My way to Harlem
- Hey Laura
- Concorde
- Liquid spirit, que nos privó del grave porque empezamos a aplaudir a rabiar
- Take me to the alley
- I have sunshine que sirvió para lucimiento del bajista que, creo que además incluyó sonidos de Superstition con el bajo y fragmentos de Papa was a rolling stone
- Musical genocide
- Wolfcry
- It’s probably me (brillantes saxo y teclista)
- Thank you
- Quizás, Quizás


A Gregory Porter se le sigue notando que tiene mucho más. Tiene un swing brutal. Baila con mucho ritmo y sigue la música muy cómodo y sin esfuerzo. Manda en la orquesta aunque el del saxo y el piano también mandaban mucho en las interpretaciones.
Aquí no hubo ni trompeta ni trombón y sólo fue el saxofonista el que se encargó de los vientos. El pianista, el teclista y el batería también marcaban el ritmo. El bajista se quedó solo mientras la banda descansaba y Gregory Porter entraba y salía con él y por un momento pensé que se arrancaba a bailar con Superstition. Articulaba el bajo eléctrico y el de madera con cuerdas con una facilidad tremenda.

Es una superbanda que puede tocar lo que quiera. Era capaz de cambiar de registro, ahora jazz, ahora pop, ahora swing… aunque estaban encorsetados en el tiempo. Poco tiempo les disfrutamos para toda la mecha que tenían.
Tivon Pennicot con el saxofón, Chip Crawford en el piano y Ondřej Pivec en el órgano Hammond brutal y atemporal. La canción On my way to Harlem la terminaron con versos de Marvin Gaye de la canción What’s Going On. El bajista es Jahmal Nichols que con sus pelos parecía un Predator elegante y glamuroso atento al ritmo con sus instrumentos. El batería es Emmanuel Harrold que cuando se quedó solo tocando porque le acompañamos un poco hacia la salida porque empezó a tocar bajito, bajito y le aplaudimos, pero podría haberse quedado más tiempo tocando percusión a todo ritmo.

No se llenó el Teatro Real, los precios no eran muy populares y aunque abajo estaba lleno en los laterales y arriba del todo había muchos huecos. Una pena porque había público que parecía de muchos países más que de España. Muchas parejas, también jóvenes y hasta niños y muchos cómplices que escuchan la música de Gregory Porter en cualquier formato. Da igual todos suenan de maravilla.
Al final acerté y he vuelto a ver a Gregory Porter y ahora en España. Pensaba que la música se disfruta de otra forma y que los artistas lo notarían y se volcarían. Hubo comunión con la audiencia en algunas canciones aunque creo que no fue un concierto muy caliente de forma continua. Volveremos a ver a Gregory Porter, seguro.
Más información | Royal Albert Hall
Imagen | Marcos López
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