A Robert Altman le gustan las películas corales. No es tan brillante como las escenas que firmaba Berlanga aunque en Gosford Park tiene muchas opciones de rodar a lo grande con muchos actores a la vez y con la cámara en permanente movimiento. Además aquí separa claramente la vida entre los de arriba y los de abajo y aunque luego mete un cadáver, después de los postres, la película ya tenía la suficiente fuerza como para no necesitarlo.
Y es que aunque podría ser una película de Agatha Christie aquí no hay trampa y desde que se va desmadejando la relación entre los de arriba y los de abajo casi se puede saber quién es la víctima, quién el asesino y quién tiene que pagar penitencia. La que no tiene nada que temer es la recientemente fallecida Maggie Smith que actúa perteneciendo a arriba y que es un permanente dolor de muelas para el servicio.
El personaje más atractivo de los de abajo es el Robert de Clive Owen. Es un mayordomo atípico, un poco buscavidas, con un pasado de orfanato y con muchos secretos. También es cautivador y casi conquista a la Mary Maceachran interpretada por Kelly Macdonald.
De los de arriba además de Maggie Smith, con su personaje Constance, el más interesante es el William de Michael Gambon. Y es que este personaje es fantástico por su poderío en todas las escenas. Además es un personaje fuerte, ambicioso y poderoso que no duda en dejar rastro detrás de él y es lo que le pasará factura en la película.
Y luego está el mundo de Hollywood representado por un actor y un productor. Las conversaciones entre ambos son descacharrantes y cuando el productor llama a la soleada California también es muy divertido. Además hay un personaje, también de Hollywood, que oscila entre arriba y abajo, es Henry Denton interpretado por Ryan Phillippe.
Al principio es mayordomo y luego tiene que ser servido cuando se descubre que es un actor y ése es el momento en el que se recuerda el refrán de: «Ni sirvas a quien sirvió, ni pidas a quien pidió, ni mandes a quien mandó» Y es que el actor, que no es británico, no termina de entender que en el país tienen muy claro cuál es el papel de cada uno y que si asciendes tienes que mantener un comportamiento que no te aleje de tus orígenes. O serás tratado como te mereces.
La película no necesitaba un asesinato. Sin embargo es la forma en la que se precipitan los acontecimientos. A partir de ahí aparecen nuevos personajes en escena y, de los que estaban, alguno cobra algo más de protagonismo.
Quizá el personaje del inspector, un Stephen Fry muy cómico y divertido, una especie de Inspector Clousseau con un inseparable sargento Dodó. Es gracioso aunque no hace avanzar la película que ya sabíamos que se había quedado entre arriba y abajo y el pasado del personaje de Michael Gambon.
No se da ningún cabezazo aunque los momentos musicales de Ivor Novelo, interpretado por Jeremy Northam son un poco intensos. Durante esta actuación musical se precipitan los acontecimientos y se mezclan los de arriba y los de abajo por puertas, pasillos y escaleras en la enorme mansión ¡y llena de frío!
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