Amy Winehouse murió el 23 de julio de 2011 en Londres a los 27 años, la edad a la que se mueren los ídolos malditos del rock and roll. Aunque a Amy le inspiraba más el jazz y el soul y brillaba con su voz en cuanto empezaba a cantar. La película Back to Black cuenta muchas de las historias que le pasaron a Amy Winehouse desde los 18 hasta los 27 años. Fueron nueve años de intensidad, pasión, desenfreno, amor intenso y muchísimo dolor que, además, pudimos ver por todo el mundo gracias a la presión periodística a su alrededor.
La película es excesivamente triste. Siempre Amy Winehouse está preocupada, alterada, con pena, con desilusiones y a la película le pasa factura. Nunca hay nadie positivo que le cuente historias bonitas, que le anime a continuar, que le ponga delante de un espejo y que le ayude a brillar y a verse brillante como la veíamos los espectadores de todo el mundo al oírla cantar. La única persona que le animaba y a la que se ve como una gran influencia, fue su abuela. Sin embargo la vida se la llevó pronto y a Amy parece que le dejó sin referencias.

La puesta en escena de Amy Winehouse era extraordinaria. Los bailarines, los músicos y la selección de canciones son estupendas con la interpretación maravillosa de Amy que, la actriz Marisa Abela reproduce en numerosas ocasiones, el movimiento de la cabeza, el vestuario, el peinado y la forma de andar.
Nada de éso se cuenta en la película y ahí tenía que haber mucha gente trabajando con ella porque, probablemente, fue una de las últimas personas que vivió el final de las discográficas. Y es que en la industria musical el producto se tiene muy claro cuál es, cómo se ofrece, cómo se distribuye, cómo se gestiona y cómo impacta hasta en el artista. Aquí hay algún momento en el que Amy parece rebelarse aunque su posterior estancia en Estados Unidos pasa desapercibida. Y éso que tenía munición para ofrecer porque el paseo por Birdland es de lo más emocionante y se menciona cómo no se podía nunca olvidad de Charlie Parker.

Según la película, el principal protagonista del declive de Amy es el novio Blake. Un flechazo en un bar, una pasión desatada y unos celos inmensos que hacían que Amy se sumiera en la oscuridad del black y en la tristeza del blues. Sin embargo parece que hay reconciliación ¡y hasta matrimonio! y no pudo tener un mínimo amor con él sin romperlo todo entre alcoholes ¡la inspiración para componer! y drogas.

Amy Winehouse tuvo, además, dos problemas. Uno que no quería ser famosa, y éso es un problema cuando tienes una voz, un porte, una puesta en escena que va a conseguir que seas no famosa sino mucho más que una referencia y un icono. Aquí muy mal que no le ayudaran a gestionar la fama. Y otra, que era muy rural, a pesar de vivir en Londres era muy de barrio, o al menos así parece entenderse en la película. Es una joven con poca ansia por descubrir el mundo y parece conformista y poco ambiciosa, que encajaría con el primer. Dónde hubiera llegado Amy Winehouse si hubiera tenido ambición por cortar con su pasado y poner el mundo a sus pies para comérselo con patatas.
Es muy triste Back to black aunque se puede ver con emoción y disfrutar de las canciones de Amy Winehouse interpretadas por Marisa Abela que me imagino que todavía estará recuperándose de la inmersión en esta artista marcada por la tragedia y el horror.
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